El Che médico anda ahorita mismo por Bolivia

El cubano Yosnel Boligán Jomarrón escogió la medicina como sendero de su vida y, por tanto ayudar a las personas con discapacidad físico-motora representa para él un compromiso

(Por José Antonio Fulgueiras / Granma)

Foto: Yosnel Boligán

Yosnel Boligán Jomarrón na­ció para hacer el bien. Tal vez por ello es­co­gió la carrera de la medicina recuperativa y aceptó, ya siendo un especialista en Terapia Fí­si­ca y Rehabilitación, ponerse a la cabeza de la mi­sión Moto Méndez en Bolivia.

Asegura —asumiendo el sentir y el hablar de los bolivianos—, que el doctor Er­nesto Gue­vara anda ahorita mismo por todos los sitios de Bolivia:

“Las ideas por las que el Che dio la vida aquí, a medida que pasa el tiempo se han mul­tiplicado. Solamente hay que observar y oír en las calles o en los campos bolivianos pa­ra probar que la solidaridad del Che médico es cada día más palpable».

“El proceso de cambio que encabeza el pre­sidente Evo Morales Ayma es la revolución so­cial del Guerrillero Heroico. No es un vocero en específico quien la transporta; es un pueblo en­tero que la hace suya”.

Yosnel es un cubano avispado que no se de­ja amedrentar por nada en la vida, y cruza con la misma gallardía el alto frío de La Paz o Potosí como por el fogoso verano de Santa Cruz de la Sierra. Tiene un hijo a quien le puso Ernesto Ilich, que le ocupa una buena parte del pensamiento; el otro espacio lo gasta para ha­cer los planes inmediatos y futuros de cómo eliminar paulatinamente en Bolivia los padecimientos en las personas con discapacidad.

Le iba a hacer un cuestionario, pero rechacé la idea y me limitaré a intercalar dos párrafos del mensaje que le transmitió el Comandante en Jefe Fidel Castro a un grupo de la brigada Moto Méndez cuando los recibió en el aeropuerto de La Habana, el 17 de agosto del 2010.

Ustedes —dice Fidel—, se han enfrentado a casos verdaderamente severos, como los de seres humanos que nacen ciegos y sordomudos y no han visto nunca un rayo de luz ni han escuchado un sonido.

“La misión Moto Méndez —una idea del Comandante en Jefe—, analizó aquí la discapacidad en cinco grupos básicos, sobre todo en más de 63 000 personas con la discapacidad físico-motora y más de 18 000 con discapacidad intelectual. Todos los proyectos intentan darle solución a este tipo de discapacidad, pero la función principal nuestra está encaminada en realizar una labor preventiva y de asesoramiento”.

El Presidente Evo Morales, junto a Yosnel Boligán, muestra en su rostro la alegría por encontrarse totalmente recuperado de la lesión en su rodilla.

Y agrega Yosnel:

“Es por ello que se continúa laborando a favor de las personas con discapacidad, fundamentalmente en áreas de rehabilitación, genética clínica, defectología, entre otras. Bo­li­via es un país de inmensas áreas geográficas y a consecuencia de las fallas en las carreteras presenta un alto número de personas con discapacidad por traumatismos, los cuales provocan una inhabilidad que al no ser atendida a tiempo in­ducen a una discapacidad permanente”.

Me dice Boligán que a partir de esta problemática el presidente Evo Morales ideó poner en funcionamiento 200 servicios de ha­bi­li­­ta­ción y rehabilitación comunitaria. Estas sa­las se­­rán atendidas por profesionales bo­li­via­nos, muchos de ellos egresados de los di­plo­mados de atención integral a las personas con dis­capacidad, impartidos por profesores cu­banos.

Las personas que ustedes atienden, portadores de una gama de sufrimientos, los retribuyen a ustedes con la felicidad de hacer bien, al­go que no se compra con todo el oro del mundo. Ello demuestra que el ser humano, por encima de sus instintos, es capaz de convertirse en símbolo de la generosidad y el bien.

“Como expresa el Comandante existen cien­tos de muestras de agradecimiento por par­te de las personas atendidas por nuestros com­pa­ñe­ros de la brigada Moto Méndez.

“En la zona desértica de Orinoca, tierra don­de nació el presidente Evo, la mayoría de sus po­bladores son indios y como nunca ha­bían visto a un médico les cerraban las puertas de sus pe­queñas casas a nuestros com­pa­ñe­ros; luego eso cam­bió paulatinamente en la medida que fueron consultados y se les facilitó una ayuda técnica para mejorar su funcionabilidad”.

Este muchacho de hablar pausado, sonrisa fácil y movimientos hiperquinéticos, se siente or­gulloso de pertenecer a ese grupo de Mi­­sio­neros del Alba, que han entregado, con igual propósito, lo mejor de sus conocimientos y de sus vidas en otras tierras la­ti­no­ame­rica­nas co­mo Venezuela, Ecuador y Ni­ca­ragua.

Pero, entre sus meses de más entrega y sacrificio como especialista de Terapia Física y Rehabilitación, los vivió aquí en Bolivia cuando se le dio la tarea de rehabilitar al presidente Evo Morales:

“Evo en noviembre del 2010 tuvo una ruptura del ligamento tibial en la rodilla a consecuencia de una vieja lesión jugando fútbol. En la clínica Los Olivos, de Cochabamba, los médicos bolivianos y cubanos lo sometieron a una cirugía acompañada de un implante de células madre que resultó muy exitoso, pero llevaba un proceso de rehabilitación serio pues era un ligamento rotuliano bien complicado.

“Cuando estaba instalando los equipos de electroterapia, ultrasonidos, magnetoterapia y láser para su rehabilitación, Evo entró al cuarto y me dijo secamente: ‘Te espero a las cuatro de la madrugada’.

“Estuve puntual a esa hora y a partir de ahí empecé a hacerle las sesiones de fisioterapia, con la indicación y seguimiento de mis pro­feso­res. La clave para que Evo aceptara fue cuando le dije: ‘Mire Presidente, este es el mis­mo tratamiento con el que rehabilitaron a Fi­del cuando el Comandante tuvo la caída en el memorial Che Guevara en Santa Clara’. En­tonces él me respondió muy entusiasmado: ‘¡Ah, entonces sí me lo hago!’”.

Descubre que le llegó muy hondo cuando una mañana el Presidente le reveló: “Te­ne­mos que lograr que a este tratamiento tengan acceso las personas más humildes del pueblo”, y luego me contó: “Yo tenía un amigo en Orinoca que tuvo una lesión similar pero las sesiones de fisioterapia costaban 250 bolivianos y nada más pudo darse dos. Cuando esto lo hagamos para todos ya no habrá más co­jos como mi amigo”.

Entonces, para no entrar en adjetivos grandilocuentes, dejo en la tinta del propio Evo, cuando en abril del 2011 dejó plasmado su re­conocimiento:

“Ahora, cuando vuelvo a patear la pelota, con la rodilla restablecida y fuerte, siento que los buenos deseos de tantos amigos y compañeros, y los cuidados intensivos de los médicos, fueron parte del proceso de curación y me dieron la energía suficiente como para so­breponerme y seguir con mis actividades den­tro y fuera de Bolivia”.

Fuente: Granma

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