Fidel
Al alba del 26 de julio, se lanza al asalto del cuartel Moncada un puñado de muchachos. Armados de dignidad y cubanía y unas pocas escopetas de cazar pajaritos, se baten contra la dictadura de Fulgencio Batista y contra medio siglo de colonia mentida de república.
Algunos, pocos, mueren en la batalla, pero a más de setenta los remata el ejército al cabo de una semana de tormentos. Los torturadores arrancan los ojos de Abel Santamaría y otros prisioneros.
El jefe de la rebelión, prisionero, pronuncia su alegato de defensa. Fidel Castro tiene cara de hombre que todo lo da, que se da todo, sin pedir el vuelto. Los jueces lo escuchan, atónitos, sin perder palabra, pero su palabra no es para los besados por los dioses: él habla para los meados por los diablos, y por ellos, en nombre de ellos, explica lo que ha hecho.
Fidel reivindica el antiguo derecho de rebelión contra el despotismo: —Primero se hundirá esta isla en el mar antes de que consintamos en ser esclavos de nadie.
Majestuoso, cabecea como un árbol. Acusa a Batista y a sus oficiales, que han cambiado el uniforme por el delantal del carnicero. Y expone el programa de la revolución. En Cuba podría haber comida y trabajo para todos, y de sobra:
—No, eso no es inconcebible…
El acusado se convierte en fiscal y anuncia:
«La historia me absolverá»
… Lo inconcebible es que haya hombres que se acuesten con hambre mientras quede una pulgada de tierra sin sembrar; lo inconcebible es que haya niños que mueran sin asistencia médica; lo inconcebible es que el treinta por ciento de nuestros campesinos no sepa firmar y el noventa y nueve por ciento no sepa historia de Cuba; lo inconcebible es que la mayoría de las familias de nuestros campos esté viviendo en peores condiciones que los indios que encontró Colón al descubrir la tierra más hermosa que ojos humanos vieron…
De tanta miseria sólo es posible librarse con la muerte; y a eso sí los ayuda el Estado: a morir. El noventa por ciento de los niños del campo está devorado por parásitos que se les filtran desde la tierra por las uñas de los pies descalzos…
Más de la mitad de las mejores tierras de producción cultivadas, está en manos extranjeras. En Oriente, que es la provincia más ancha, las tierras de la United Fruit Company y de la West Indian unen la costa norte con la costa sur…
Cuba sigue siendo una factoría productora de materia prima. Se exporta azúcar para importar caramelos, se exporta cuero para importar zapatos, se exporta hierro para importar arados…
(Eduardo Galeano, El siglo del viento)
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