(Por Ciro Bianchi Ross / OnCuba)
Se dice que El Cobre, localidad de la provincia oriental de Santiago de Cuba, es el pueblo más visitado de la Isla. La aseveración debe ser exacta: allí se halla la basílica donde se venera la imagen de la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba. La Ochún del panteón yoruba, virgen del amor, como indica su nombre para los católicos, y diosa de las aguas y de la fecundidad, de la sexualidad y del oro, y también del amor, en esa secta de origen africano.
Algunos de los visitantes llegan desde muy lejos. Con su visita, muchos pagan una promesa. A otros los inspira la devoción e incluso la simple curiosidad. Asistir a las misas que allí se ofician es algo secundario para la mayor parte de los que visitan el santuario, pero ninguno quiere irse sin ver la imagen de la virgen sobre su base plateada del siglo xviii; la corona y el resplandor de su investidura de 1936; el rosario que le regaló Juan Pablo II, y su traje de oro que luce en el pecho el escudo de la República.
Desde el Camarín de la Virgen, la Patrona de Cuba ofrece una imagen insuperable. Gira sobre ella misma y por eso, si hay misa, mira hacia el templo, y si no, hacia el Camarín, espacio al que antecede la Capilla de los Milagros donde los fieles depositan sus ofrendas y pagan sus promesas. Algunas de esas piezas, por su valía también espiritual e histórica, debieron ser retiradas del lugar. Sucedió así con la medalla acreditativa del Premio Nobel que en los años 50 donó el gran narrador norteamericano Ernest Hemingway, y la silueta en oro blanco del Comandante en Jefe Fidel Castro, donada por su señora madre, en los días de la Sierra Maestra, en ofrenda por la vida de su hijo.
Veneración a la Virgen. Foto: Alain L. Gutiérrez Almeida
Otro objeto memorable es la bandera cubana que le dedicaron los veteranos de la lucha contra España. Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria, la veneró en su templo en 1868, cuando se alzó en armas contra el colonialismo español, y su imagen, prendida en el pecho de muchos combatientes, acompañó a los cubanos en su decisión de conquistar la independencia. Fueron miles de soldados y oficiales mambises, encabezados por el mayor general Jesús Rabí, los que solicitaron y obtuvieron, en 1916, que el papa Benedicto XV la declarara Patrona de Cuba.
Dos décadas después, por delegación de Pío XI, el arzobispo de Santiago de Cuba procedió a su coronación canónica. La corona y la aureola, de 20 pulgadas de diámetro, de platino y oro de 18 quilates, llevaban engastadas 1 450 brillantes, rubíes y esmeraldas; la cruz de su mano derecha, de platino, estaba formada con brillantes y amatistas, y la corona del niño Jesús, de oro y platino, lucía ricamente guarnecida de brillantes y perlas. En 1998 Juan Pablo II asume personalmente la atribución de coronar a la Patrona de Cuba y al niño, y coloca en la mano derecha de la santa un rosario de oro y perlas. En 2012, durante la celebración del cuarto centenario del hallazgo y presencia de la imagen de la virgen en Cuba, Benedicto XVI acude al Cobre a rendirle tributo.
Historia y leyenda
La hermosa imagen de la madre de Cristo apareció flotando sobre las aguas de la bahía de Nipe en 1612. Tras tres días de tormenta, en un amanecer, apareció sobre un pedazo de madera en el que se leía: “Yo soy la virgen de la Caridad”. Los hombres que hoy conocemos como los tres Juanes, que habían ido a Nipe en busca de sal, la recogieron y la llevaron al caserío de Barajagua y años después a la parroquia del Cobre. Desaparecía de un lugar y otro, y se hacía visible en lo alto de una loma de esa localidad. Una noche se vio justo allí un gran resplandor. Ese era el sitio donde la virgen quería estar.
Se construyó entonces en el lugar una pequeña ermita. El santuario quedó concluido en 1927, aunque la escalinata no estuvo lista sino hasta dos décadas más tarde. En 1977 Pablo VI concedió al santuario la dignidad de basílica menor. Desde 1605, hasta la fecha, unos 40 ermitaños y capellanes atendieron el santuario. Nadie ha podido romper la marca del sacerdote cubano Mario Carassou: estuvo 46 años a cargo del templo, entre 1948 y 1992. En 1982 la imagen de la virgen sufrió un delicado proceso de restauración que, tras golpes y accidentes, le devolvieron, aseguran especialistas, un rostro de expresión más refinada que conservó sus labios sensuales, la mirada vivaz, los pómulos salientes y sus ojos grandes y rasgados.
El sincretismo también se expresa en la Virgen de la Caridad. Foto: Alain L. Gutiérrez Almeida
Virgen por el mundo
En 1977 se consagraba en Miami la ermita a la virgen de la Caridad. La imagen que preside el templo perteneció a la parroquia habanera de Guanabo y fue sacada de Cuba en 1961. Está situada junto al mar y a ella conduce un camino flanqueado de palmas reales. Dentro, el gran mural del holguinero Teok Carrasco recrea, mediante 63 imágenes de cubanos notables, la historia del país en un sitio cuajado de nostalgia.
Una imagen de piedra de la virgen, obra del cubano Rodolfo Tardo, se venera en el santuario nacional de la Inmaculada Concepción, en Washington. En España, en 1919, se colocó una imagen de la virgen cubana en la iglesia del monasterio de las Descalzas Reales, de Madrid. También en Madrid, en el barrio de Lavapiés, se estableció, en 1965, bajo el patrocinio del Cobre, una capilla en el colegio Hijas de la Caridad. Existen en España otras capillas dedicadas a la Patrona de Cuba. En Venezuela, en una zona marginal de Caracas, en 1972 se alzó bajo su advocación una parroquia que se consagró diez años más tarde. En el Cerro de la Popa, en Cartagena de Indias, existe a la entrada del santuario dedicado a la virgen de la Candelaria, un cuadro que representa a la Caridad y a los tres Juanes. En México se siente gran devoción por ella, y se le venera asimismo en la aldea marina de San Clemente, Ecuador. En La Habana, la iglesia de Salud, esquina a Manrique es la parroquia central del culto a la Caridad en el occidente de la Isla y el segundo santuario nacional del país. Se rendía culto allí a la virgen de Guadalupe hasta que, en 1913, América Arias, esposa del presidente José Miguel Gómez, pidió al papa que se dedicara a la virgen de la Caridad.
¿Fue el de la virgen un hallazgo real? ¿Ocurrió en el mar o en la tierra? ¿Es creación de fantasías populares inducidas por intereses ajenos a lo religioso? ¿Carecen de sustrato histórico alcanzable esa imagen y la devoción que despierta o, por el contrario, puede discernirse en ellas un sustrato realmente histórico? –se preguntaba monseñor Carlos Manuel de Céspedes.
Cualesquiera que sean las respuestas a esas interrogantes no puede perderse de vista que la virgen de la Caridad del Cobre es la devoción cristiana más extendida en Cuba, y un evidente símbolo de cubanía.
Fuente: OnCuba
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