Hoy es un día histórico para el pueblo cubano, pilar fundamental de la Patria Grande: El primer Papa latinoamericano pisa el suelo de Martí y marcha al encuentro de millones de personas que lo recibirán como a un hermano. Cuba lo acogerá con los brazos abiertos; con respeto, agradecimiento y esperanza.

Es el tercer Papa que visita la isla, luego de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Su protagonismo político ha producido el «milagro» de descongelar aceleradamente las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos. Desde el pasado 17 de diciembre, cuando los presidentes Raúl Castro y Barack Obama anunciaran el acercamiento y agradecieran públicamente la gestión del Papa Francisco, ha corrido bastante agua bajo el puente. La Cumbre de las Américas en Panamá, la visita de Raúl al Vaticano, la reapertura de las respectivas embajadas, y la gradual flexibilización de las restricciones a Cuba, son hechos que abren el camino hacia la total normalización de las relaciones bilaterales. Los temas más álgidos como el fin del bloqueo, la devolución de Guantánamo y el cese de la injerencia en los asuntos internos, aún están pendientes de resolver.

Pero Francisco no solo es reconocido por lograr este acercamiento. Sus posiciones críticas sobre el capitalismo, el consumo y la acumulación; sus pronunciamientos sobre temas sensibles a la Iglesia Católica como el matrimonio homosexual, el divorcio o el aborto; su preocupación por el medio ambiente; su modo de dirigirse a la gente y su sencillez, hacen del Santo Padre un líder mundial indiscutible. Su influencia va mucho más allá del mundo católico y atrae a sectores que estaban ostensiblemente distanciados de la iglesia. El mismo Raúl Castro declaró «si el Papa sigue hablando así, comenzaré a rezar y volveré a la Iglesia.» Una expresión inequívoca del papel que está jugando Francisco en el plano político internacional.

La agenda del Papa en Cuba será bastante extensa:

Además de las actividades religiosas, se encontrará con su anfitrión, el presidente Raúl Castro; también visitará al histórico líder Fidel Castro; y se reunirá con la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner.

El domingo 20 celebrará una misa en la Plaza de la Revolución de La Habana, visitará el Palacio de la Revolución, la Catedral, y se reunirá con jóvenes. El lunes viajará a Holguín, donde oficiará una misa en la plaza Calixto García. Luego visitará la Loma de la Cruz. Por la tarde viajará a Santiago y se dirigirá al Santuario Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, lugar en el que celebrará la última misa del recorrido, el martes 22. Después de visitar la Catedral de Santiago y reunirse con familias, partirá del aeropuerto Antonio Maceo.

Proseguirá su viaje rumbo a Estados Unidos, donde la inmensa población latina espera encontrar un apoyo en su lucha por los inmigrantes y en contra de las deportaciones. También hablará en la Asamblea General de la ONU -en la que participará Raúl Castro- y se reunirá con Ban Ki-moon.

Millones de personas en todo el continente americano están a la expectativa de los discursos que ofrecerá, seguramente a tono con los que ya dio en Paraguay, Ecuador o Bolivia. La esperanza está puesta, desde luego, en los cambios concretos que puedan obtenerse como resultado de sus gestiones.

Vendrán días intensos para el Papa Francisco, pero ya ha demostrado con creces su capacidad de liderazgo y su propósito de acercar a los pueblos mediante el diálogo. Sin embargo, humildemente pide que recen por él. Y los cubanos lo están haciendo.

¡Bienvenido Papa Francisco!

(Cubanamera)

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