El presidente guatemalteco, Otto Pérez, presentó su dimisión en una carta enviada al Congreso del país. El documento fue recibido por la cámara a las 23:58 horas locales del miércoles.
La misiva está dirigida al presidente del legislativo, el diputado Luis Rabbé, con copia al vicepresidente del país, Alejandro Maldonado Aguirre, que deberá asumir la Presidencia de Guatemala en remplazo de Pérez, una vez sea juramentado por el Congreso. Antes, la cámara debe conocer y aceptar la renuncia de Pérez.
En la carta enviada al Congreso, firmada de puño y letra, y divulgada por los medios locales, Pérez sostiene que enfrentará “con la conciencia tranquila los procesos que correspondan”.
En la misiva aparece la firma de autenticación del abogado de Pérez, Cesar Calderón.
La dimisión, la primera de un presidente de Guatemala, no se hará efectiva sino hasta que el Congreso la acepte y nombre al nuevo mandatario. Los congresistas fueron convocados a una reunión de emergencia en la madrugada del jueves.
El vocero presidencial Jorge Ortega explicó que Otto Pérez dimitió para “mantener la institucionalidad del país” y “la figura de la presidencia alejada del proceso judicial”.
Según Ortega, Pérez –un general retirado de 64 años experto en contrainsurgencia– se encuentra “en su casa”, en un sector exclusivo del este de la ciudad.
En la madrugada, apenas conocida públicamente la dimisión, algunas decenas de guatemaltecos celebraron frente a la Corte Suprema, haciendo sonar pitos y coreando consignas: “Otto ladrón, te vas a ir a Pavón”, decían en referencia a una de las principales cárceles del país.
“Es bueno que la ciudadanía continúe con coraje y madurez estos movimientos sociales”, expresó la mañana de este jueves a periodistas la premio Nobel de la Paz y líder indígena Rigoberta Menchú, en la Plaza de la Constitución, adonde otro grupo acudió a celebrar.
Miles de manifestantes han salido a las calles indignados por los detalles de una trama de corrupción generalizada en las aduanas y que involucra a empresas privadas.
Altos jerarcas de la Iglesia católica y líderes empresariales habían pedido la dimisión de Pérez Molina en las últimas semanas, mientras la investigación sobre la red del fraude aduanero crecía, y cada día cobijaba a más y más funcionarios del gobierno.
Pérez Molina, de 64 años, siguió su plan de quedarse en el poder hasta tanto un juez ordenara su captura, en un caso que ha propinado el golpe más profundo a una corrupción política y administrativa que se encuentra arraigada en el país centroamericano.
Fuente: La Jornada
La carta de renuncia
Señor Presidente:
Desde el inicio de mi carrera profesional y después política, he venido luchando por la democratización, la paz y el bienestar del pueblo de Guatemala. En la situación actual y teniendo en cuenta por sobre todo el interés del Estado, me corresponde continuar con el debido proceso y por lo tanto presentarme ante la justicia y dirimir mi situación personal, con la convicción de hacer lo correcto, me dirijo a usted y al honorable Congreso de la República para presentar mi renuncia al Cargo de Presidente de la República de Guatemala.
Con los principios y valores en los cuales me he formado, enfrentaré con la conciencia tranquila, los procesos que correspondan. Hoy más que nunca, mi compromiso con el pueblo de Guatemala es someterme con toda entereza, mediante el debido proceso, al imperio de la ley y desvirtuar los señalamientos que hoy se me hacen.
Hago un llamado a los guatemaltecos y guatemaltecas, para que dejando por un lado los odios y rencores, y en el marco del Estado de Derecho, contribuyamos todos, para hacer las transformaciones profundas que el Estado demanda, para enfrentar los grandes retos que procuren la constitución de nuestra Guatemala, que sea expresión de la Justicia, la Seguridad, la Paz y el Desarrollo, especialmente de los más desposeídos.
Tengo la convicción y la fe en Dios, que el futuro es promisorio, que nuevos tiempos han de venir, en los que habremos de encontrarnos como Nación en la cual, la satisfacción de las necesidades y una vida digna para todos, sean una realidad.
Agradezco a la Iglesia Católica y a la Iglesia Evangélica por sus múltiples oraciones, y a los millones de guatemaltecos que confiaron y siguen creyendo en que juntos habremos de construir una Guatemala mejor.
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