Centro Cultural Padre Félix Varela
La Habana, 20 de septiembre de 2015
Bienvenido Santo Padre a este emblemático lugar de nuestra identidad nacional. En este encuentro le saludan, esperando con entusiasmo sus palabras, cientos de jóvenes, creyentes y no creyentes, estudiantes de los diversos centros universitarios que existen en La Habana, y que aquí se congregan como hermanos todos en la única familia cubana.
El escenario que nos arropa no puede ser más significativo y elocuente: la sede del antiguo Colegio Seminario de San Carlos devenido hoy Centro Cultural, que lleva el nombre de uno de los cubanos más insignes de la historia patria, el Padre Félix Varela y Morales, el primero que nos enseñó a pensar como cubanos, y eminente educador de los valores cívicos y cristianos. Fiel discípulo de Jesús al que siguió hasta la cruz perdonando a sus enemigos, ayudando a los más pobres y ofreciendo su vida por una patria unida, próspera, capaz de custodiar valores y crecer en la virtud.
En esta casa fue donde se dieron los primeros pasos de lo que llamamos patria; y como en los orígenes, resuenan hoy las palabras del Padre Varela dirigida a los jóvenes cubanos: «Diles que ellos son la dulce esperanza de la patria, y que no hay patria sin virtud, ni virtud con impiedad».
Santo Padre, sentimos particularmente dirigida a nosotros la invitación a una «ecología cultural» que nos dirige en su Carta Encíclica Laudato Si. Una ecología que supone el cuidado de las riquezas culturales y que es inseparable de la noción de bien común. Así como este recinto ha sido cuna del pensamiento de la identidad cubana que es de matriz cristiana, queremos seguir trabajando para que en nuestro presente se siga gestando esa identidad cultural, no solo en el sentido de los monumentos del pasado, sino especialmente en su sentido vivo, dinámico y participativo en el que nadie quede excluido. La iglesia tiene el deber de acompañar estos tiempos que corren y los jóvenes deben ser los protagonistas fundamentales. Con el afecto de este pueblo que lo acoge, le agradece y escucha, le pedimos, Santo Padre, su paternal bendición.
Fuente: Papa Francisco en Cuba
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