(Por Iroel Sánchez / La pupila insomne)
No se le puede objetar a la estrategia estadounidense falta de previsión. Conscientes de lo que se avecinaba, el 18 de septiembre anunciaban con gran pompa un grupo de medidas hacia Cuba que dejaban intacto el bloqueo y reforzaban su intento de construir un sector privado cubano que le funcione como aliado para el tránsito de la Isla al capitalismo, sin contar con la legislación y la soberanía de la Isla.
La cortina de humo para encubrir la denuncia cubana contra el bloqueo en la Organización de Naciones Unidas había sido lanzada. No era casualidad, dos días antes la cancillería cubana había presentado su informe sobre la “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba” que la Asamblea General someterá a votación el 27 de octubre y había anunciado la presencia de Presidente cubano en el segmento de alto nivel de ese foro global a partir del 25 de septiembre.
Esa misma tarde el Presidente cubano y el de EEUU hablaban por teléfono y según la prensa cubana, “el Presidente Raúl Castro recalcó la necesidad de profundizar su alcance y de eliminar definitivamente la política de bloqueo en beneficio de ambos pueblos.”
El mismo 18, Raúl recibía a la presidenta de la UNESCO de visita en Cuba para una reunión de Ministros de Cultura de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Parte de una intensa actividad internacional que lo llevó días antes a recibir a los presidentes de Namibia y Panamá. En la jornada siguiente daría la bienvenida en el aeropuerto al Papa Francisco y recibiría a la Presidenta argentina Cristina Fernández. Las palabras de Raúl en la bienvenida a Francisco, transmitidas en vivo por numerosas televisoras internacionales, insistían:
“Hemos agradecido su apoyo al diálogo entre los Estados Unidos y Cuba. El restablecimiento de relaciones diplomáticas ha sido un primer paso en el proceso hacia la normalización de los vínculos entre ambos países que requerirá resolver problemas y reparar injusticias. El bloqueo, que provoca daños humanos y privaciones a las familias cubanas, es cruel, inmoral e ilegal, debe cesar. El territorio que usurpa la Base Naval en Guantánamo debe ser devuelto a Cuba. Otros asuntos deben ser también dirimidos. Estos justos reclamos son compartidos por los pueblos y la inmensa mayoría de los gobiernos del mundo.”
La visita del Papa Francisco a Cuba fue un éxito para el gobierno cubano, la búsqueda con microscopio que hicieron los medios de comunicación occidentales en cada una de sus actividades para encontrar ataques a la Revolución cubana terminó en la nada. Por el contrario, su mensaje entroncó con la folosofía humanista del proceso revolucionario y ante las preguntas explícitas de la prensa en el avión en que viajaba de la Isla a Washington no hizo una sola concesión que pudiera servir a quienes quisieron enfrentarlo a la Revolución.
Apenas despedido el Papa, la política exterior cubana cosechaba un éxito descomunal. De la mano de Raúl se encontraban en La Habana el Presidente colombiano y el líder de las FARC para firmar un acuerdo que abría las puertas para en seis meses alcanzar la tan añorada y definitiva paz en el país suramericano. Pero lo mejor estaba por llegar, al día siguiente el presidente cubano arribaría a Nueva York para participar en las actividades de la Asamblea General de la ONU. Sus tres intervenciones en los foros multilaterales allí efectuados constituyeron un altavoz para exponer los resultados sociales de Cuba y denunciar el bloqueo.
Aante la Cumbre para la agenda posterior a los Objetivos del Milenio, Raúl expuso los resultados que ubican a Cuba entre la minoría de países que logran el total cumplimiento de esas metas pese “al bloqueo económico, comercial y financiero a Cuba por más de medio siglo, el cual es el principal obstáculo en el desarrollo económico de la Isla y alcanza a otras naciones por su carácter extraterritorial.”. En la Cumbre sobre la igualdad de género y empoderamiento de las mujeres, aunque reconoció que “aún nos queda mucho por hacer” las estadísticas aportadas por el Presidente cubano superan con creces las del país que bloquea a Cuba:
“La esperanza de vida al nacer de las cubanas es de 80,45 años; la tasa de mortalidad materna directa es solo de 21,4 por cada cien mil nacidos vivos, una de las más bajas del mundo; representan el 48% del total de las personas ocupadas en el sector estatal civil y el 46% de los altos cargos de dirección; el 78,5% del personal de salud, el 48% de los investigadores científicos y el 66,8% de la fuerza de mayor calificación técnica y profesional. Cursan, como promedio, 10,2 grados y son el 65,2% de los graduados en la educación superior.
“El 48,86% de nuestro Parlamento está formado por mujeres, lo que nos ubica como el segundo país del hemisferio americano, solo superado por Bolivia, y el cuarto en el mundo.”
Con su tercer discurso, ante el 70 Período de Sesiones de la Asamblea General de la ONU, Raúl cosechó la mayor ovación ofrecida en ese escenario. Todos los temas de la tradición de de principios de la política exterior cubana tuvieron espacio en esa intervención (devolución de las Islas Malvinas a Argentina, independencia de Puerto Rico, establecimiento de un estado Palestino con capital Jerusalén occidental, entre otros).
La verticalidad en la incorporación de otros temas como la denuncia del uso subversivo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), los “golpes suaves”, “que han sido perfeccionados con formas de actuar no convencionales, con el empleo de nuevas tecnologías y esgrimiendo supuestas violaciones de los derechos humanos y la militarización del ciberesapacio”, el apoyo a los países que enfrentan intentos de desestabilización (Venezuela, Ecuador, Brasil), la denuncia de las acciones de la OTAN contra Rusia, las raíces de la crisis humanitaria la Unión Europea que esta debe asumir porque la “ayudó a generar”, el cese de la injerencia externa en Siria, entre otros, caracterizó un discurso que no eludió tomar partido en ningún asunto candente de la realidad internacional siempre en contra de los poderosos. Tal vez eso explique la constante interrupción por aplausos de la mayoría del plenario. Pero lo que ocupó los titulares fue la postura sobre las condiciones para la normalización con EEUU,
“que se alcanzará cuando se ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero; se devuelva a Cuba el territorio ocupado ilegalmente por la Base Naval de Guantánamo; cesen las transmisiones radiales y televisivas y los programas de subversión y desestabilización contra la isla, y se compense a nuestro pueblo por los daños humanos y económicos que aún sufre.”
En lo bilateral la agenda de Raúl confirmó lo que Obama había reconocido el día antes, el fracaso de la estrategia de aislamiento estadounidense. Se reunió con el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, los presidentes de Rusia, Vladimir Putin; Venezuela, Nicolás Maduro; Francia, François Hollande; Belarús, Alexander Lukashenko; y Mozambique, Filipe Nyusi, y con el primer ministro de Suecia, Stefan Löfven y presidió el establecimiento de relaciones con dos pequeñas Islas del Océano Pacífico que ocasionalmente habían acompañado el aislamiento de Washington en las votaciones contra el bloqueo en la ONU.
Influyentes estadounidenses se interesaron en hablar con el Presidente de Cuba. El ex Presidente William Clinton, el alcalde Nueva York y el gobernador del estado del mismo nombre, un grupo de once congresistas, relevantes empresarios junto a la dirección de la Cámara de Comercio de Estados Unidos fueron recibidos por Raúl. Norteamericanos solidarios con la Revolución, entre ellos figuras prominentes de la cultura como Harry Belafonte y Danny Glover, y un numeroso grupo de cubanos residentes en EEUU se encontraron con el líder cubano en la Misión de Cuba ante la ONU. Todos ellos han expresado su oposición al bloqueo.
La imagen de Raúl entre Obama y su esposa en una recepción ofrecida por el Presidente de los Estados Unidos y la posterior reunión oficial de las de las delegaciones de Cuba y EEUU deben tener infartados a los sectores ultraderechistas de Miami que defienden la hostilidad entre los dos países. La inmediata conferencia de prensa del canciller cubano Bruno Rodríguez, tras concluir la reunión, volvía a colocar la vigencia del bloqueo, y la próxima presentación que hará Cuba del informe sobre este ante la ONU, en el centro de la atención internacional.
En la tarde de su reunión con Obama, como para que se sepa quiénes son los amigos, Raúl condecoraba al presidente de Vietnam de visita en La Habana. El líder vietnamita antes de regresar a su país firmaría seis importantes acuerdos económicos que le vuelven a decir a las empresas norteamericanas las oportunidades que se pierden en Cuba gracias al bloqueo.
¿Y la cortina de humo? Bien, gracias, ¿alguien se acuerda de ella?
Fuente: La pupila insomne
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