(Por Norelys Morales CubAhora)
Sobre el modelo de ganadores y perdedores que dejó la segunda guerra mundial fue edificada la Organización de las Naciones Unidas, el 24 de octubre de 1945. Ha sido así hasta el día de hoy, en que los problemas globales apuntan a dejar solo perdedores, incluyendo el planeta que acoge toda la vida conocida.
Las esperanzas de que esta organización supranacional sirviera para prevenir nuevas guerras han sido un propósito fallido. La responsabilidad recae en mayor grado sobre el Consejo de Seguridad, que es el órgano de la ONU cuya responsabilidad primordial es el mantenimiento de la paz y la seguridad, y deja mucho que desear en su actuación en casos recientes como el de la invasión a Libia.
Por otra parte, el temario de la actual sesión, la número 70 de la Asamblea General, permite visualizar cuánto no se hizo durante décadas, mediante un mecanismo que debió ser una de las mejores obras humanas.
Este 2015, los gobernantes de 193 países se enfrascaron en otro maratón de discursos sobre temas como la lucha contra la pobreza y el cambio climático, así como economía, comercio, seguridad, combate al terrorismo, misiones de paz de la ONU o salud. Además, reuniones especiales dedicadas al aniversario 70 de la ONU y está programado un debate de alto nivel sobre la paz y la seguridad internacionales, a celebrarse entre el 1.o y 2 de octubre.
En las asambleas, plenarias y diálogos interactivos abordan el desarrollo sostenible, la seguridad global y otros asuntos de coyuntura internacional, como la actual crisis de refugiados que se vive en Europa. Los líderes se ocupan de la agenda que marcará los Objetivos del Desarrollo Sostenible post 2015.
Indicadores de lo que se vive en estas décadas iniciales del siglo XXI son los desafíos del cambio climático y el desarrollo sostenible, las crisis y los conflictos en Medio Oriente, el avance de las organizaciones terroristas, la crisis de refugiados; que abundan en las intervenciones de los jefes de Estado y de Gobierno presentes a la cita mundial.
La bienvenida unánime a los diálogos que condujeron al restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos significa que hay paradigmas atendibles y que pueden ser aplicados en otros contextos conflictivos.
Paz, pobreza, cambio climático, equidad, son algunas claves que tienen que ser descifradas en un cambio de modelo global y de democratización de las Naciones Unidas. Y, sobre todo por encima de la retórica, actuar.
Bien recordaba el presidente Raúl Castro las palabras de Fidel Castro en el año 2000: “Cualquiera comprende que el objetivo fundamental de las Naciones Unidas, en el siglo apremiante que comienza, es el de salvar al mundo no solo de la guerra sino también del subdesarrollo, el hambre, las enfermedades, la pobreza y la destrucción de los medios naturales indispensables para la existencia humana, ¡Y debe hacerlo con premura antes de que sea demasiado tarde!”.
El papa Francisco al intervenir en el plenario indicó que “la experiencia de estos 70 años de la ONU muestra que la reforma y la adaptación a los tiempos siempre es necesario, progresando hacia el objetivo único de conceder a todos los países sin excepción una participación e incidencia real y equitativa”.
Las palabras del pontífice indican que el camino se sabe: dar “…pasos concretos y medidas inmediatas, para preservar y mejorar el ambiente natural y vencer cuanto antes el fenómeno de la exclusión social y económica”.
Las Naciones Unidas podrían ser un instrumento crucial, pero si no da esos “pasos” estará contra la paz y el planeta se hundirá más en la tercera guerra mundial por etapas en la que estamos viviendo. Más que nunca, hoy tiene sentido democratizar la ONU y adaptarla a las nuevas circunstancias, por encima de las potencias y el capital transnacional.
Fuente: CubAhora
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