Manipulación subversiva de la emigración cubana

(Por Arthur González)

Estados Unidos al ver frustradas sus acciones para impedir el triunfo de la Revolución cubana en 1959, inició de inmediato amplias campañas propagandísticas en su contra y la primera estuvo dirigida hacia la emigración, trastocando la fuga de los asesinos, torturadores y esbirros al servicio del tirano Fulgencio Batista, en “refugiados políticos”.

Por ese motivo en diciembre del año 1960, por órdenes del Presidente Dwight Eisenhower, se inaugura en Miami el “Centro de Emergencia de Refugiados cubanos”, dando inicio a la categoría de “refugiados” a los que arribaban a los Estados Unidos, a pesar de hacerlo ilegalmente en total violación de las leyes y sin cumplir con el riguroso proceso de visas que tiene ese país.

Han pasado 55 años y la política yanqui se mantiene inamovible, pues los fundamentos en la cual se basó continúan, con el propósito de hacerle creer al mundo que los cubanos y cubanas abandonan su patria porque “huyen” del comunismo, por su ineficiencia en satisfacer sus necesidades.

Documentos oficiales de la CIA confirman que las acciones diseñadas contra la Revolución, están dirigidas a impedir que la economía de la Isla prospere, como se puede leer en el memorando del 16 de agosto de 1968, confeccionado por el sub director para la Coordinación del Buró de Inteligencia e Investigaciones del Departamento de Estado, el cual asegura:

“…las dificultades económicas actuales de Cuba y las señales de un creciente descontento, indican que las penurias por el asilamiento están teniendo un efecto real, por tanto, debemos mantener toda la presión política…”

En el año 1999, tanques pensantes integrantes del Council on Foreign Relations, CFR, propusieron al Gobierno estadounidense un cambio de política hacia Cuba, al no tener éxitos en lo hecho hasta esa fecha, y entre los tres objetivos que presentaron para lograr la deseada Transición hacia el capitalismo, aseguraron que:

“La oposición de Estados Unidos a la Revolución cubana y el apoyo a la democracia y al desarrollo en este hemisferio, lograron frustrar las ambiciones cubanas de expandir su modelo económico e influencia política”.

Tales elementos son demostrativos del por qué la Casa Blanca no modifica su política tradicional contra Cuba, a pesar de algunos cambios cosméticos en cuestiones que le son de mucho interés.

La emigración cubana está estrechamente relacionada con esas acciones y lo que sucede actualmente en la frontera de Costa Rica-Nicaragua es producto de lo mismo, siendo amplificado el fenómeno desde Estados Unidos, pero sin que el Gobierno se pronuncie en otorgarle visas a todos los que pretenden entrar ilegalmente a su país.

Una prueba del ambiente irrespetuoso, prepotente y poco profesional, manifestado por la delegación estadounidense en la reciente ronda de conversaciones con la parte cubana, fueron las declaraciones del subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Edward Alex Lee, cuando reiteró: “mi gobierno no tiene la intención de hacer cambios en su política migratoria hacia Cuba”.

Esa política, como bien expresó la parte cubana, viola la letra y el espíritu de las Acuerdos Migratorios vigentes, al igual que la política aprobada para desgajar las misiones médicas cubanas en el mundo, mediante del llamado Parole Humanitario para los profesionales de la medicina de Cuba.

Ambas medidas de carácter legal, aprobadas como parte de la guerra psicológica contra la Revolución, han dado lugar a crisis de emigrantes ilegales de forma cíclica, que finalmente resultaron catastróficas para los gobernantes y economía norteamericana, como fueron las de Camarioca en 1965, Mariel en 1980 y la de 1995, que dio lugar al primer reajuste de la Ley de Ajuste Cubano, al introducir la política de “Pies Secos-Pies mojados”.

Ante la gravedad de la actual situación creada en Costa Rica, son muchas las voces “preocupadas” por los cubanos, y algunas persisten en la manipulación con fines subversivos de la emigración cubana, como la carta suscrita recientemente por los Obispos Católicos de Centroamérica, en la cual piden que se establezca un “corredor humanitario” para que los cubanos puedan llegar hasta México y alcanzar la frontera con Estados Unidos”.

Los obispos les reclaman a los gobernantes de la región “que acepten esa propuesta para evitar que los emigrantes caigan en manos de las mafias de traficantes de seres humanos y aseguran que, con buena voluntad y apego a los principios humanitarios y los derechos humanos, es posible encontrar una solución eficaz a este problema”.

¿Por qué una misiva a esta hora por el tema de los cubanos?

Ninguno de los tres mil que se encuentran en esa situación es analfabeto, ni están indocumentados, poseen excelente estado de salud y no son perseguidos políticos, pues viajaron al exterior legalmente.

Sin embargo, para evitar el elevado tráfico de seres humanos en Centroamérica, de personas sin nivel cultural, ni preparación profesional y con serios problemas de salud, no hay misericordia y muchos menos corredores humanitarios.

Miles de ellos se suben a diario al tren que viaja desde México hasta Estados Unidos, o intentan saltar el alto muro construido por los norteamericanos para evitar la entrada ilegal de centroamericanos.

Para esos infelices, que no tienen derecho a la vida en sus países de origen, no hay piedad, ni derechos humanos y mucho menos una solución eficaz a sus problemas. Tampoco para los que son expulsados de Estados Unidos por estar indocumentados.

La manipulación subversiva de la emigración cubana tiene que cesar como el Bloqueo Económico, Comercial y Financiero que ahoga la economía cubana, con la finalidad de crear malestar y soñar con una sublevación popular que cambie el sistema socialista, único y ansiado propósito de Estados Unidos.

Si realmente los Obispos desean una solución humanitaria, deben escribirle al presidente Barack Obama, para que acoja a los tres mil cubanos, elimine de una vez por todas el criminal Bloqueo contra Cuba y acepte que haya escogido soberanamente el régimen social, económico y político socialista, pues como dijo Benito Juárez:

“El derecho al respeto ajeno es la paz”.

Fuente: Cuba por Siempre / Imagen: Radio Rebelde


 

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