(Por Lídice Valenzuela / Cubahora)
Luego de semanas o meses de espera en Costa Rica, y tras viajar a través de Centroamérica, los 189 cubanos emigrantes que llegaron a México el pasado miércoles, ahora son mujeres y hombres inmersos en las multitudes del antiguo país de los aztecas, con la mira puesta en Estados Unidos, el presunto destino final de esas personas.
El grupo —141 hombres y 39 mujeres— forma parte de 7 800 isleños que salieron legalmente de su país con el interés de trasladarse después hacia Estados Unidos, donde muchos tienen parientes, pero no de manera directa, sino usando a terceros, como Ecuador, Panamá y Colombia, su primera parada.
Ellos ya dejaron de ser noticia en los medios internacionales. Ahora, como otros grupos humanos de América Latina, andan en busca de la salida del territorio de los antiguos aztecas para evitar ser deportados, de acuerdo con las leyes de esa nación. Varios de los primeros llegados declararon que les queda poco dinero y algunos hasta piensan en que podrían quedarse en suelo mexicano.
En los últimos meses, y a raíz de versiones de que Washington levantaría la Ley de Ajuste Cubano después del restablecimiento de relaciones con Cuba en 2014 (de acuerdo con la política de pies secos y pies mojados), quienes pensaban emigrar por diferentes causas apresuraron sus salidas legales y se acumularon en Costa Rica, creando no solo un problema grave a ese país sino a la región centroamericana.
Los que quedaron varados en Costa Rica estuvieron retenidos varios meses para continuar camino ya que San José no se daba abasto con el arribo de cubanos, algo que ocurría por primera vez, pues hasta entonces las cantidades eran pequeñas y los pasos eran fluidos hasta que Nicaragua decidió cerrarle sus fronteras usando su derecho soberano.
Aunque meses atrás la mayoría de los cubanos atravesaron con suerte varios países hacia El Dorado norteño, también estuvieron expuestos a los peligros que entrañan los viajes en autobús (medio que usa la mayoría) debido a las bandas mafiosas de traficantes humanos y delincuentes comunes que operan en esa área geográfica.
Cada día se reportan ataques violentos contra los emigrantes de distintas nacionalidades, con saldo de heridos y muertos, así como también que muchos confían su vida a los llamados coyotes que exigen altas sumas de dinero por el traslado seguro hasta las fronteras mexicanas y luego son abandonados en parajes desconocidos.
Cuba pretende que la emigración de sus ciudadanos sea ordenada y segura, como debe ser, pero estas casi ocho mil personas varadas en Costa Rica consideraron la vía centroamericana la más barata y rápida ante la posibilidad de un cambio en la política migratoria de la Casa Blanca, lo cual fue negada en fecha reciente por sus voceros.
Estos miles que quedaron varados no aceptaron el ofrecimiento de las autoridades de La Habana de facilitarles el retorno con absolutas garantías, pues estaban conscientes de sus privilegios migratorios en suelo estadounidense y decidieron aprovecharse de la crisis formada por su presencia en Costa Rica.
Destino: El Dorado estadounidense
La salida de Costa Rica, un vuelo corto hasta El Salvador, y luego 12 horas en cuatro buses para llegar a la frontera sur de México formó parte de un plan piloto experimental, de carácter extraordinario, adoptado por los gobiernos de Costa Rica, El Salvador, Guatemala y México para tratar de destrabar el nudo creado por millares de emigrantes.
Los resultados de la travesía serán evaluados de conjunto por autoridades nacionales para decidir si esta es la solución definitiva para desembarazarse de los casi ocho mil cubanos que permanecen todavía, sobre todo en Costa Rica y Panamá, según acordaron los países receptores.
Poco después de llegar a Ciudad Hidalgo, Chiapas, en el sur mexicano, José Maldonado, representante guatemalteco de la Procuraduría de Derechos Humanos de Coatepeque, informó a reporteros que “llegaron sin novedad y esperamos que su trayecto a Estados Unidos transcurra también sin novedades”.
Maldonado precisó que estuvieron acompañados por funcionarios de Inmigración durante las tres horas de la travesía entre Guatemala y México “para garantizar sus derechos humanos en el traslado”, o sea, protegerlos de los delincuentes o de la furia de quienes carecen de los privilegios de los isleños y luchan sin resultados para trasladarse a Estados Unidos.
El funcionario comentó que el plan piloto experimental “surgió en las diferentes Secretarías o Departamentos de Migración y en especial por los procuradores de Derechos Humanos de Centro América, que buscan concretizar la situación para que el paso de cualquier migrante por el territorio sea lo más fácil y accesible y sin contrariedades”.
Los nacionales cubanos pagaron con su dinero (poco más de 500 dólares) los gastos del traslado Costa Rica-México y harán lo mismo para llegar hasta Estados Unidos.
Una de las llegadas a la frontera, Grisel Suárez Calvo, oriunda de la provincia de Sancti Spíritus, donde se desempeñaba como entrenadora tras titularse en la Licenciatura de Cultura Física y Deportes, relató vía telefónica sus pretensiones inmediatas.
Con el permiso en mano que le posibilitaba permanecer 20 días en México y a su término salir de ese país, Suárez Calvo —según dijo— precisó que “de ahora en adelante vamos por nuestra cuenta”, y mostró preocupación porque los “recursos ya no son muchos”.
Los primos Manuel Rivero Oliva y Alexei Oliva, dijeron a la agencia AP que pensaban volar hasta Matamoros, y cruzar después a Brownsville, en Texas. Pero la mayoría de sus compañeros, aclaró Alexei, “están pensando optar por el autobús, pues ya se les está acabando el dinero”.
Los dos parientes tendrán distintos destinos. Rivero, de 27 años, quiere llegar a Orlando, Florida, mientras Oliva, de 28, a Michigan. Ambos salieron de Cuba rumbo a Ecuador el 27 de octubre del pasado año, y trabajaron en Quito para costearse el viaje por Centroamérica.
Sergei Acosta, de 35 años, agricultor en Cuba, dijo que abandonó la isla “por razones económicas, no políticas. Es la necesidad de tener una vida mejor”, publicó el diario costarricense La Nación. Este joven, que admite que solo sabe trabajar la tierra, confía encontrar “un buen trabajo” en Estados Unidos.
Disgusto por la «polvareda» de los cubanos
Una de las personas que vio llegar a los cubanos a México fue el padre Flor María Rigoni, quien dirige el albergue Belén de la población fronteriza de Tapachula.
El sacerdote afirmó a agencias de prensa que el día de la llegada se puso en contacto con ellos, y unos 40 le solicitaron espacio, pero luego ninguno apareció, sin que le dieran una excusa.
Rigoni habló telefónicamente con la agencia AP visiblemente molesto por “toda la polvareda”que levantó “el caso de los cubanos”, a quienes catalogó de unos “migrantes privilegiados con quienes se ha hecho política en detrimento de los miles de centroamericanos que cruzan México en condiciones mucho más preocupantes porque se juegan la vida en su lugar de origen, durante el trayecto y al ser deportados, y ninguna autoridad les ayuda”.
En su conversación, indicó que “Yo recibo todos los días gente con balazos en el cuerpo, migrantes que huyen de la violencia en Centroamérica y cargan el ataúd a sus espaldas y a los que nadie tiene en cuenta”, y lamentó “el doble rasero de todos los países involucrados en el éxodo” de estas personas.
La decisión mexicana de acoger por menos de un mes a este grupo de emigrantes está dada por las disposiciones establecidas en el artículo 42 de la Ley de Emigración del país que “permite la autorización del ingresos de extranjeros por causas de fuerza mayor o razones humanitarias”, con carácter temporal.
Las próximas semanas serán decisivas para quienes aún esperan en distintos países por el traslado que los llevará a lo que ellos imaginan como El Dorado estadounidense.
Fuente: Cubahora
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