(Por Lucas Villasenin)
Los recientes cambios económicos y políticos en la región abren una nueva etapa marcada por la lucha entre dos proyectos antagónicos: la integración y cooperación complementaria contra la competencia liberal y la división.
Las condiciones de posibilidad de la Patria Grande
Con la emergencia de la economía china durante las últimas décadas el orden mundial ha cambiado rápidamente. No solo se ha modificado la economía de Estados Unidos y Europa sino la del mundo entero.
El surgimiento de los BRICS como potenciales creadores de un nuevo circuito de flujo de mercancías sustentado en el aumento de su producción local ha sido parte de este cambio. Y América Latina, como territorio subordinado históricamente a los capitales norteamericanos y europeos, ha transformado sustancialmente su fisonomía económica.
En el libro El minotauro global, el economista griego Yanis Varoufakis analiza las transformaciones de las últimas décadas que condujeron a la crisis capitalista que estalló en 2008 y señala que “América Latina es posiblemente el continente que más ha cambiado para siempre debido a la emergencia de China como el mayor alimentador del minotauro global”.
Este cambio tuvo que ver directamente con las crisis que azotaron a los países latinoamericanos a finales del siglo XX y en los primeros años del siglo XXI. En los principales casos -como Brasil y Argentina- se eligió como modelo desligarse de la dependencia del FMI a cambio de retomar el estatus de países dependientes de la producción de materias primas. En este caso, ya no para exportar a sus mercados tradicionales sino a China.
Un caso testigo de ello también es Venezuela. Antes de la llegada del chavismo al gobierno la mayoría del petróleo se exportaba a Estados Unidos y el comercio con China era casi nulo, actualmente su gobierno se propone exportar al país asiático un millón de barriles diarios (de los tres millones que produce).
Si bien este esquema comercial permitió que el estallido de la crisis en 2008 y en los años sucesivos no impactara inmediatamente en la economías locales, la situación se viene revirtiendo. En el último año se han devaluado los precios internacionales de los productos que exportan estos países: un 16% las materias primas agrícolas, un 12% los alimentos, un 37% los combustibles y un 23% el gas natural.
Este escenario pone en alerta a la región por la viabilidad de los modelos económicos desarrollados hasta la actualidad. Así también, abre la posibilidad de que los capitales norteamericanos y europeos lleven adelante una nueva ofensiva de despojo de sus riquezas.
Los intentos de llevar adelante una mayor integración económica tienen al ALBA como vanguardia, como también a la UNASUR y al MERCOSUR. Las mismas son indispensables para salir de la disyuntiva de continuar re-primarizando las economías locales o retomar las políticas económicas que han saqueado el continente durante siglos.
La política de balcanización y el tratado con la Unión Europea
Los cambios en la situación política regional expresan y promueven las contradicciones abiertas por la disyuntiva económica. Durante los últimos años, se han fortalecido las fuerzas que apuestan por apoyarse en las políticas de liberalización del comercio exterior y el debilitamiento de las instancias de integración.
Así como Hugo Chávez planteó proyectos como la creación de un Banco del Sur o de empresas estatales transnacionales que adquieran un carácter estratégico, hoy Mauricio Macri prioriza el foro de Davos antes que comenzar a discutir alguna propuesta semejante. Quienes promueven la balcanización -como el presidente argentino- buscan deslegitimar las instancias de integración limitándolas a foros de debate sin materialidad alguna.
El proyecto macrista impulsa como salida para la disyuntiva económica del continente el tratado de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur. Consiste en una política que busca reproducir el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica firmado este mes y el tratado del libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos aun en proceso de negociación. Al igual que estos otros acuerdos, las negociaciones se hacen en absoluto secreto a espaldas de las mayorías que padecerán sus consecuencias.
Una batalla de ideas
Como se expresa en Argentina, el intento promover la desintegración viene de la mano de buscar construir una nueva hegemonía. El diario La Nación con el artículo “Los mitos encubiertos de la Patria Grande” escrito por Andrés Malamud da cuenta de ello.
En el mismo se sostiene que el relato anticolonialista se esfuerza por parecer un fraude y hasta se atreve a tergiversar la historia. Según el autor “la integración latinoamericana nunca estuvo en los planes de los libertadores” -haciendo referencia a San Martín y Bolívar-, ignorando deliberadamente que ninguno de ellos entendió jamás la estrategia de emancipación sin la integración.
El intento de tergiversar nuestra historia se acompaña de la inexistencia de una propuesta de integración regional. Quienes promueven la balcanización continental ya ni siquiera se atreven a proponer a la Unión Europea como ejemplo tal cual podían hacerlo en otras oportunidades.
José Martí sostenía que “trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras”. Como lo demostró la vida de Martí las ideas se defienden con el cuerpo, pero la dominación sobre Nuestra América hace imprescindible la liberación de las ideas que los colonizadores de ayer y de hoy luchan por imponer.
La Patria Grande podrá ser un mito como se señala desde La Nación, así como también lo es toda la mitología construida por quienes promueven la balcanización latinoamericana. Como explicó José Carlos Maríategui los revolucionarios no contraponen al mito el racionalismo eurocéntrico. Si los que promueven la desintegración atacan los mitos de la Patria Grande, es porque se trata justamente de un mito liberador.
Se ataca al mito para ideologizar un debate en el que ni siquiera pueden ser explícitos en sus propuestas. La Patria Grande es un mito que rechazan, pero lo que más les aterra es que sea parte de un proyecto histórico que las mayorías populares transformen en una realidad concreta.
Fuente: Notas.org.ar
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