El 30 de marzo se conmemora el Día de la Tierra Palestina, en toda la patria ocupada como en la diáspora, los palestinos y todos los que creen en la justicia, la libertad y los derechos humanos, conmemoramos este día, reafirmando el rechazo a las políticas de Apartheid, Limpieza Étnica y robo de tierras que Israel lleva a cabo.
El 30 de marzo de 1976, la sociedad palestina convocó una huelga general en protesta por el continuo robo de sus tierras por parte del sionismo israelí. El Ejército asesinó a siete jóvenes palestinos con «ciudadanía israelí» en las manifestaciones que acompañaron esa huelga. Desde entonces, el 30 de marzo ha quedado marcado como una jornada de reivindicación de los derechos legítimos del pueblo palestino. 40 años después, la colonización de Palestina continúa. Día a día, el Estado de Israel roba tierras, expulsa de ellas a sus legítimos habitantes, construye asentamientos y transfiere allí a colonos sionistas extranjeros recolectados de todos los rincones del mundo. Estas prácticas contravienen la legislación internacional y los Derechos Humanos y han sido condenadas por Naciones Unidas y por la gran mayoría de gobiernos del mundo, incluidos los de la Unión Europea y Estados Unidos.
Sin embargo, estas condenas no han sido acompañadas por sanciones efectivas, por lo que Israel continúa la colonización sin sufrir por ello ninguna consecuencia. Ya son más de medio millón los colonos que viven en los asentamientos ‘ilegales’, (TODOS los asentamientos son ILEGALES, según la legislación internacional) y el número de hectáreas robadas supera los 800.000. El robo de tierras sigue en forma acelerada y continúan las acciones de limpieza étnica de la población histórica palestina.
Las personas palestinas con ciudadanía israelí –aquellas que viven en el Estado de Israel- siguen siendo discriminadas. Hay localidades ancestrales palestinas que no son reconocidas y por ello carecen de presupuesto y otras que reciben transferencias menores a las que les corresponderían por su peso poblacional. Además, el Estado de Israel practica con estas personas una discriminación educativa y laboral que conduce a su marginalización.
Jerusalén simboliza toda la crueldad de la ocupación. El Estado de Israel no sólo se niega a retirarse, tal y como exige la resolución 242 de Naciones Unidas, sino que impulsa los planes de ‘judaización’ de toda la ciudad, expulsando a los palestinos y palestinas de los barrios en los que habitan desde hace siglos como Silwan o Sheik Jarrah y destruyendo sus casas o entregándoselas a colonos. De hecho, más del 85% de Jerusalén Oriental está ya colonizada.
Para el derecho del pueblo palestino a existir, a vivir en su tierra, a vivir en paz y dignamente, para Palestina Libre!
Fuente: Palestinalibre.org
Comentarios