El 22 de abril, fecha en que se celebra el Día de la Tierra, en una ceremonia en la sede de la ONU en Nueva York, tendrá lugar la firma del Acuerdo de París sobre Cambio Climático, logrado tras interminables negociaciones en la COP21, en diciembre pasado. Pero ¿es el Acuerdo de París ese gran paso para la salvación del planeta?
(Por Lillian Álvarez [1])
El 22 de abril, fecha en que se celebra el Día de la Tierra, en una ceremonia en la sede de la ONU en Nueva York, tendrá lugar la firma del Acuerdo de París sobre Cambio Climático, logrado tras interminables negociaciones en la COP21, en diciembre pasado. El Acuerdo entrará en vigor treinta días después de la fecha en la que al menos cincuenta y cinco Estados Partes de la Convención hayan depositado sus instrumentos de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión, siempre que sumen al menos el 55% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Pero ¿es el Acuerdo de París ese gran paso para la salvación del planeta?
Con júbilo reflejaron los grandes medios el acuerdo climático “histórico” suscrito en París el sábado 12 de diciembre de 2015, y los abrazos eufóricos de los “líderes” Si bien es cierto que por primera vez un número tan alto de países asume enfrentar en común el reto del cambio climático y se compromete con planes nacionales para disminuir las emisiones de GEI,[2] y que el tema medioambiental se colocó mediáticamente en un sitio que antes no había alcanzado, dada la gravedad del escenario actual y futuro, el Acuerdo dejó mucho que desear. Muchas estratagemas fueron utilizadas para que el mismo, manteniendo de alguna forma el respeto al principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas de la Convención Marco de Naciones Unidas contra el Cambio Climático (CMNUCC), poco obligara a los países más desarrollados y mantuviera intactas las causas más esenciales del problema. También se recurrió a maniobras dilatorias y de todo tipo que resulta necesario analizar y denunciar.
Veamos algunas de las características más significativas del recién adoptado acuerdo.
1) Las contribuciones a la disminución de emisiones presentadas por cada país son de cumplimiento voluntario, o sea, no existe ningún mecanismo para exigir su cumplimiento. No hay ninguna obligación adicional para los países más industrializados.
2) La suma de los compromisos presentados por separado por cada país, de cumplirse, limitarían el incremento de la temperatura de la atmósfera con respecto a los niveles preindustriales[3] en 2,7 grados Celsius o más, lo cual está muy por encima de lo considerado aceptable.
3) Si esta suma no permite cumplir la meta propuesta de 2 grados, es por consiguiente muy difícil pensar que, sin establecerse compromisos adicionales, se podrá limitar el ascenso de la temperatura a 1,5 grados como se ha planteado (y resulta indispensable para los países insulares más vulnerables).
4) No se tiene en cuenta que muchos países condicionan el cumplimiento de sus metas a la recepción de financiamiento externo a estos efectos, para lo cual no hay compromisos.
5) Se proyecta que los países alcanzarán el pico de emisiones «lo antes posible”, expresión imprecisa y abstracta ante una meta de tanta urgencia.
6) Para cumplir los compromisos de reducción de emisiones, los países no se obligan a cambiar su modelo energético. No se hace referencia específica a las energías renovables, al ahorro y a la eficiencia energética.
7) Admite el comercio de carbono y otros métodos basados en la mercantilización de la naturaleza y la lógica del mercado como solución. (Esta mención a los mecanismos de mercado estuvo en discusión hasta el borrador final.)[4]
8) Los países revisarán sus compromisos cada cinco años, con la idea de ir aumentando la “ambición” o alcance de las metas con el tiempo. En ningún caso este aumento se ha cuantificado.
9) El primer balance general del Acuerdo se realizaría en 2023, fecha muy lejana para poder tomar medidas y proponerse metas superiores.
10) Se menciona “la importancia que tiene para algunos el concepto de justicia climática” en la parte declarativa y queda eliminada la propuesta de crear una Corte Internacional que juzgue los crímenes contra la naturaleza.
11) Se rechazó la inclusión del reconocimiento de la deuda climática a favor de los países en desarrollo.
12) No se cuestionan prácticas extractivas peligrosas y contaminantes como el fracking, la geoingeniería y otras. No se menciona el principio precautorio, que obliga a abstenerse de emplear tecnologías cuyo impacto medioambiental se desconoce o se presume que sea negativo.[5]
13) Indica la necesidad de “un desarrollo con bajas emisiones”, pero no cómo alcanzarlo. Se excluyó el imperativo de eliminar la quema de combustibles fósiles.
14) Hace un particular uso de la formas verbales “deberán” y “deberían”. Emplea “deberán” cuando se trata de informaciones y aspectos formales o cuando se acota que es de “voluntario cumplimiento”. Por el contrario, utiliza “deberían” al referirse a obligaciones para países desarrollados con respecto a los países en desarrollo y cuando se trata de compromisos de financiamiento.
15) No aborda temas de tanta significación como:
a) derechos humanos (solo se mencionan en la parte preliminar, con un enfoque declarativo y utilizando la fórmula “deberían”);
b) el empleo y cómo puede ser afectado por una transición a economías más bajas en el uso del carbono;
c) los refugiados o desplazados climáticos;
d) la perspectiva de género: se limita a observar que la “adaptación debería llevarse a cabo mediante un enfoque que (…) responda a las cuestiones de género”.
16) En el cuerpo del Acuerdo no se alude al reconocimiento de los territorios de los pueblos originarios y al papel de estos pueblos en la conservación del planeta. Solo refiere que la adaptación “debería” llevarse a cabo tomando en cuenta, “cuando corresponda”, los conocimientos de los pueblos indígenas.
17) Se excluyeron de los compromisos los sectores del transporte aéreo y marítimo, grandes contaminantes que representan el 10% de las emisiones totales, y estaban incluidos en el Protocolo de Kioto.
18) Respecto al compromiso de financiamiento de los países desarrollados con los países en desarrollo, no hay metas novedosas y no se determina cómo se llegará a los tan mencionados cien mil millones de dólares necesarios para comenzar. (El Fondo Verde del Clima, aprobado desde 2011, es en 2015 que está “operativo”.)[6]
19) No hay acuerdos acerca de una utilización adecuada del financiamiento, que podría ser destinado a favorecer negocios asociados a falsas soluciones.
20) Hace referencia a los requerimientos de capacitación de los países en desarrollo como obstáculo para la transferencia de tecnologías; pero no a los requisitos y costos de los derechos de propiedad intelectual que actúan como barreras insalvables en estas transferencias, sin que se acuerde ningún tipo de flexibilidad en este sentido.
21) No se alude a la necesidad de cambiar del modelo agroindustrial a un modelo de agricultura sostenible. La mención a la seguridad alimentaria, al hambre y a la vulnerabilidad de la producción de alimentos a causa del cambio climático aparece solo en el Preámbulo, sin una concreción en los compromisos.
22) Se incluye un “Mecanismo de Pérdidas y Daños” vinculado a los efectos más adversos del cambio climático; pero no detalla ninguna herramienta financiera para abordarlo.
23) No tienen en cuenta los aspectos sociales. Sólo menciona la “pobreza” en el Preámbulo como “contexto”.
24) No se cuestiona la subvención a los combustibles fósiles, que ni siquiera están mencionados.
25) No aparecen palabras y expresiones como “industria”, “carbón”, “petróleo”, “gas natural”, “transición energética”, “modelo energético”, “reciclaje”, “empleo”, “bienes comunes” y “ser humano”.
26) Las Partes “se proponen lograr” que “las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero alcancen…”, lo cual expresa intención, no compromiso ni obligación.
27) Es notoria la incoherencia entre los principios y derechos que dice respetar y promover el Preámbulo y el contenido del Acuerdo,[7] lo que le otorga al texto vaguedad e incongruencia.
Hasta aquí algunas observaciones preliminares sobre un Acuerdo que acaba de ser aprobado y que se encuentra abierto a la firma. Muchos otros aspectos, se derivarán de estudios más detenidos.
Es evidente que los líderes actuales de las potencias capitalistas desarrolladas no pueden comprometerse con obligaciones que dificulten la búsqueda de ganancias a toda costa y pongan freno al consumo. No podrían tampoco criticar que se plantee el crecimiento infinito en un planeta finito. Al desconocerse y eludirse el análisis de las causas fundamentales del colapso, ninguna negociación ni acuerdo es capaz de acercarse a una solución.
Han sido notoriamente visibles el empleo de maniobras para violentar, complicar o retardar el proceso de la negociación, favorecer opiniones no consensuadas ni aprobadas, falsear resultados, impedir la participación plural y transparente en la discusión de los textos, intentar definir los asuntos álgidos a puertas cerradas e influir por métodos turbios sobre organizaciones y representantes de gobiernos.
Con el Acuerdo de París hubo una obvia manipulación mediática de las negociaciones y de sus resultados. Ejemplo de ello fueron las noticias esperanzadoras acerca del inminente logro del acuerdo, al que “sólo le faltaban” concretar tres aspectos: financiación, diferenciación y ambición. Es decir, el financiamiento que los países desarrollados transferirían a los países en desarrollo, las diferencias de responsabilidades entre unos y otros y qué objetivo se plantearía el Acuerdo con respecto al tope de la temperatura. Nada menos que los tres temas más importantes. Aprobado ya el Acuerdo y sin un examen serio, los medios lo aplaudieron y hasta celebraron como logros simples referencias a cuestiones que ya habían sido incorporadas a instrumentos normativos anteriores como la CMNUCC y la Declaración de Río.
Los atentados en la ciudad de París, días antes del comienzo de la COP 21, desplazaron la atención de los debates sobre el clima y sirvieron de pretexto para prohibir las manifestaciones públicas, algo que dejó sin voz a buena parte de los implicados en los temas que se discutirían. No obstante, hubo algunas movilizaciones de la sociedad civil, aunque de modo limitado y bajo represión.
Aunque se alcanzó un acuerdo, la comunidad internacional no puede sentirse satisfecha. El peligro sigue estando tan cerca como antes de París. O seguramente más cerca. Tan irresponsables son las posiciones negacionistas que, desde la ciencia pagada, desconocen la amenaza e intentan remedar al avestruz, como las que aceptan el riesgo y posponen decisiones inaplazables.
Varias opiniones sobre lo acordado en París resultan elocuentes: la de Benjamin Sporton, líder de la Asociación Mundial del Carbón, quien le restó importancia al asunto y dijo que no ve al nuevo acuerdo estimulando un «cambio masivo” en este momento; aquellas de los líderes republicanos en EEUU, que subrayaron la condición no vinculante del Acuerdo para el Congreso de ese país y aseguraron que se va a seguir estimulando la política energética vigente; y la de Amber Rudd, de la Secretaría de Energía y Cambio Climático del Reino Unido, que describió la meta de 1,5 grados Celsius como una mera “aspiración”. [8]
Por otra parte, figuras del pensamiento anti hegemónico como François Houtart y Leonardo Boff han expresado críticas demoledoras: “La conferencia de París [señala Houtart] significa la victoria del mercado en su forma capitalista, (…) de la liberalización del comercio, frente a los valores de solidaridad y complementariedad, sin las cuales no se resolverá el problema del equilibrio climático del mundo.”[9]. Según Boff, “La COP 21 quiere curarnos dándonos el veneno que nos está matando (…) si realmente quisiéramos estabilizar el clima (…) deberíamos cambiar de paradigma: pasar de una sociedad industrialista/consumista a una sociedad de sostenimiento de toda la vida”[10] Para el científico James Hansen, uno de los primeros en alertar sobre el cambio climático, el Acuerdo “Es realmente un fraude (…) sólo palabras sin valor. No hay acción, sólo promesas.”[11]
La ONG Ecologistas en Acción lo valora de “decepcionante” e “insuficiente”[12] y el director de Greenpeace Internacional alerta que “no fija los medios” para conseguir su principal propósito y que, al no ser vinculantes ni los objetivos nacionales ni los compromisos de financiación, resulta “frustrante”.[13] Oxfam ha denunciado que es “insuficiente”, ya que no incluye medidas para ayudar a los más pobres y vulnerables; mientras que WWF señala que la reducción de las emisiones que prevé es “la mitad de la necesaria”.[14] Action Aid señala que EEUU y otros países desarrollados les “negaron a la gente su derecho” y los dejaron “a merced de los impactos del cambio climático»[15]. El portavoz de Vía Campesina, coordinadora mundial de movimientos campesinos, denunció: “Las multinacionales son los principales beneficiarios. Fue esencialmente un circo mediático.”[16]
Como se aprecia, nos encontramos en una coyuntura en la que solo ha podido lograrse un pacto que queda muy por debajo de las expectativas y del enorme riesgo. Esta crítica situación hace que nuestra pasividad comprometa el derecho a la vida de nuestros propios hijos y nietos, y los condenemos a enfrentar condiciones ambientales insostenibles. Surge una responsabilidad –incluso penalmente hablando– con respecto a esas generaciones. Si no actuamos, estaremos siendo cómplices de un delito de genocidio.
Notas:
[1] Este artículo forma parte del ensayo “Koyaanisqatsi”, Premio Especial “Una especie en peligro” del Concurso Internacional de Ensayo Pensar a Contracorriente 2016.
[2] La CMNUCC tuvo una cifra notable de firmantes, pero no establecía limitaciones concretas; y la experiencia de Kioto había sido parcial, con un grupo más pequeño de países.
[3] El Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) insta a los gobiernos a evitar una subida de más de dos grados en la temperatura mundial durante este siglo (2014). Recuperado de: http://www.ipcc.ch/home_languages_main_spanish.shtml.
[4] Houtart, François, “La conferencia de París sobre el clima”, La Jornada, 20-12-2015. Recuperado de: http://www.jornada.unam.mx/2015/12/20/opinion/020a1mun.
[5] Consagrado tanto en la Declaración de Río 1992 como en la CMNUCC.
[6] La Agencia Internacional de Energía de Naciones Unidas estima que se necesitarían diez veces más de lo planteado, es decir, un millón de millones de dólares, para estabilizar el clima. Véase Houtart, François, cit.
[7] Generalmente se incluyen en el Preámbulo, además de los principios y conceptos que dan motivo a la Convención, aquellos aspectos muy discutidos que no pudieron incluirse como obligaciones en el mismo.
[8] COP21: “Climate obstacles emerge within hours”, Financial Times, 13-12-2015. Recuperado de: http://www.ft.com/intl/cms/s/2/daa0b3e8-a1c3-11e5-8d70-42b68cfae6e4.html#axzz3wgODbIeJ
[9] Houtart, François, cit.
[10] Boff, Leonardo “La COP 21 pavimenta el camino hacia el desastre”, Servicios Koinonia 2015-12-22 Recuperado de http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=745
[11]‘James Hansen, father of climate change awareness, calls Paris talks ‘a fraud’ , The Guardian, 12-12- 2015 Recuperado de http://www.theguardian.com/environment/2015/dec/12/james-hansen-climate-change-paris-talks-fraud
[12] “París, un acuerdo decepcionante que desoye a la ciudadanía .Ecologistas en acción”, Diciembre de 2015, Recuperado de http://www.ecologistasenaccion.org/article31348.html
[13] “Acuerdo COP21: Punto de partida para el abandono de los combustibles fósiles pero con compromisos insuficientes para lograrlo”, Greenpeace 12-12-2015 , Recuperado de http://m.greenpeace.org/espana/es/high/Blog/acuerdo-cop21-punto-de-partida-para-el-abando/blog/55096/
[14] COP21: Acuerdo universal para combatir el cambio climático pese a críticas de Oxfam y WWF. Martes, 12-11-2016, Boletín ecológico Recuperado de http://www.boletinecologico.org/cop21-acuerdo-universal-para-combatir-el-cambio-climatico-pese-criticas-de-oxfam-wwf/
[15] La COP21 terminó con un documento de consenso, pero ambientalistas resaltan vacíos. 15-12-2015. La Mula. Recuperado de https://redaccion.lamula.pe/2015/12/15/los-puntos-clave-del-acuerdo-de-paris-y-sus-criticas/albertoniquen/
[16] Movimientos sociales califican de mascarada acuerdo en COP21, Periódico 26, 18-12-2015, Ojeda, István Recuperado de http://www.periodico26.cu/index.php/opinion/20201-movimientos-sociales-califican-de-mascarada-acuerdo-en-cop21-infografia
Fuente: SOS Humanidad
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