(Por Granma)
Ninguna otra fecha pudo ser más simbólica que el 16 de abril para significar la fundación de nuestro Partido.
En vísperas de la invasión mercenaria por Playa Girón, ante las víctimas del artero ataque a los aeropuertos el día anterior, los combatientes del Ejército Rebelde, la Policía Nacional y los milicianos, fusil en alto, juraron defender hasta la última gota de su sangre, el carácter socialista de la Revolución, proclamado ese día inolvidable.
Las raíces históricas de la vanguardia política cubana están en el Partido Revolucionario Cubano fundado por José Martí para organizar y conducir la guerra necesaria; en la profusión que alcanzaron las ideas marxistas-leninistas del primer Partido Comunista de Cuba creado por Carlos Baliño y Julio Antonio Mella en 1925; en el desarrollo de la conciencia antimperialista de las masas alcanzada en la lucha durante la primera mitad del pasado siglo; y, como colofón, en la conmoción nacional que produjo la acción heroica del 26 de julio de 1953 y el inicio de la guerra de liberación por la definitiva independencia, coronada el primero de enero de 1959. Entonces, por vez primera, el pueblo conquistaba sus más legítimas aspiraciones y se convertiría en el protagonista principal después del triunfo revolucionario.
La destrucción del viejo aparato burgués y la formación del naciente Estado, las medidas radicales de la Revolución y la creación de auténticas y pujantes organizaciones de masas, confirmaban su línea invariable. El 15 de octubre de 1960 el Comandante en Jefe Fidel Castro declaró, en comparecencia televisiva, cumplida la etapa democrática, popular, agraria, antimperialista de la Revolución Cubana y con ella, en lo esencial, el Programa del Moncada, expuesto en el documento La Historia me absolverá. El poder económico y político de los grandes privilegios en Cuba habían sido liquidados, y anunciaba el inicio de una nueva etapa, cuyos métodos, en la transformación económica y social serían distintos. A la postre sería el inicio del período socialista en las condiciones de Cuba, aunque su esencia ya se expresaba en medidas y en el contenido de la Primera Declaración de La Habana.
Los grandes cambios en todas las esferas de la vida del país, el enfrentamiento a las innumerables agresiones imperialistas y los objetivos estratégicos de la Revolución, hacían impostergable la creación de una vanguardia política para forjar y consolidar la unidad imprescindible y que fuera fiel representante de la sociedad cubana y de los más caros anhelos de nuestro pueblo.
En aquel momento, las principales fuerzas participantes en la lucha armada y en el período inmediato de la victoria rebelde (el Movimiento 26 de Julio, el Directorio Revolucionario 13 de Marzo y el Partido Socialista Popular), tenían sus esferas de influencias, tácticas y direcciones propias.
El desarrollo del proceso y los objetivos de la Revolución contribuyeron a que se crearan las condiciones y se hicieran más frecuentes los vínculos, las consultas y discusiones entre las principales organizaciones que llevaban adelante la Revolución, y se dieran pasos, mediante sus máximos dirigentes, para su integración en la base y en la dirección.
De tal modo, cuando se declaró el carácter socialista de nuestro proceso, aquel histórico 16 de abril, ya venía operándose la unificación de esas tres fuerzas, sin que aún existiera un partido único.
Sobre ese importante proceso, se refirió el compañero Fidel en el Informe Central al Primer Congreso de nuestra vanguardia política:
“Las condiciones estaban dadas para vertebrar en un solo Partido a todos los revolucionarios. Ya desde antes se había iniciado un proceso de integración en las bases y en la dirección, pero después de las definiciones del 16 de abril y de la gloriosa victoria de Girón, nació de hecho nuestro Partido en la unidad estrecha de todos los revolucionarios y del pueblo trabajador, cimentado por el heroísmo de nuestra clase obrera, que combatió y derramó su sangre generosa en defensa de la Patria y el socialismo. En lo adelante actuamos como una sola organización y bajo una dirección cohesionada”.
A diferencia del partido fundado por Martí para alcanzar la independencia, del creado por Lenin, que condujo en Rusia al triunfo de octubre de 1917, y de otras experiencias del movimiento revolucionario, nuestro Partido surgió en el fragor de los combates en defensa de la Revolución.
En los días posteriores a la contundente victoria frente a la invasión mercenaria, tendrían lugar los pasos definitivos para la creación de la nueva organización política, bajo una dirección colegiada. Quedarían atrás los intereses y las barreras que dividían, distanciaban, frenaban y debilitaban la unidad necesaria. A partir de ese momento, el Partido transitó por un camino inédito de creación y autenticidad, estrechamente vinculado al pueblo.
Así nació nuestro Partido, bajo el liderazgo indiscutible de Fidel.
Fuente: Granma
Ver: Partido Comunista de Cuba: organizar, orientar, construir
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