(Por Angélica Paredes López / Radio Rebelde)
Al iniciar la década de los noventa del siglo XX, mientras la izquierda internacional asistía al derrumbe del socialismo en la Unión Soviética y Europa del Este; en América Latina representantes de partidos y movimientos sociales, impulsados por el luchador brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el Comandante Fidel Castro, crearon un espacio de diálogo dentro de la diversidad, pero apostando a la unión y la integración, lo que se convirtió en el Foro de Sao Paulo, que en 1993 realizó su IV encuentro en La Habana.
En la clausura de la cita en la capital cubana, en el contexto de una situación compleja para Cuba, el líder de la Revolución, Fidel Castro, decía: “…qué menos podemos hacer nosotros y qué menos puede hacer la izquierda latinoamericana para crear una conciencia a favor de la unidad, eso debería estar inscrito en la banderas de la izquierda. Con socialismo o sin socialismo. Aquellos que piensen que el socialismo es una posibilidad y quieran lu-char por el socialismo… pero aún aquellos que no conciban el socialismo, aún como países capitalistas, ningún porvenir tendríamos sin la unidad y sin la integración”.
Años después de la fundación del Foro de Sao Paulo, creado en Brasil, en 1990, la izquierda latinoamericana llegó al gobierno en varios países de la región. Entonces fue mayor el desafío de profundizar los procesos de cambios, porque los gobiernos populares heredaron una estructura social, política e ideológica que no fue construida para los pueblos.
Los gobiernos de izquierda en América Latina enfrentaron el reto de profundizar los procesos de cambios para tener democracia, bienestar social, soberanía nacional, integración regional y construir vías estratégicas de desarrollo en cada una de las naciones.
Es verdad que el proceso de integración avanzó mucho en la última década, pero los partidos tienen el rol de hacer que los gobiernos sean más eficaces. Es impostergable acelerar el proceso de concertación y unidad entre los partidos, movimientos sociales y los gobiernos.
La batalla principal es por la conciencia popular. En sus discusiones, el Foro ha dejado claro que lo que está verdaderamente en crisis es el pensamiento único y el paradigma hegemónico, pues el neoliberalismo tiene un carácter destructivo sobre las economías y las sociedades.
Por ello, el Foro de Sao Paulo exige el cese de los procesos de privatización y condena la escalada indiscriminada de apropiación de los recursos estratégicos de la región en beneficio del capital transnacional y sus aliados.
Sin la unidad, América Latina no tiene futuro. El Foro de Sao Paulo que va a celebrar su encuentro XII en San Salvador, del 23 al 26 de junio, ratificará que es un espacio para la reflexión y la concertación política entre las fuerzas y los partidos de izquierda de América Latina y el Caribe.
El evento se realizará en un escenario complejo, porque la humanidad sufre una nueva escalada de la amenaza y el uso de la fuerza como medio de apropiación de los mercados y los recursos naturales del planeta.
Hoy se despliega una fuerte contraofensiva de la derecha en América Latina y el Caribe para derrocar a los gobiernos progresistas. Para retomar la ofensiva de los movimientos y partidos de izquierda es indispensable la consolidación de los actuales procesos de cambio, lo cual requiere ir más allá, profundizando las transformaciones sociales en marcha.
Analistas consideran que la consolidación de esos procesos deberá contar con una estrategia destinada a construir la hegemonía de la izquierda en cada vez mayores espacios institucionales que forman parte del poder político.
En todas sus dimensiones, hoy se libra una lucha feroz en América Latina y el Caribe entre las fuerzas oligárquicas y las fuerzas populares. La gran batalla que las fuerzas de izquierda y progresistas de la región tienen ante sí no es tarea fácil: de un lado, el enfrentamiento a la actual contraofensiva reaccionaria; y del otro, la identificación y erradicación constructiva de sus limitaciones y errores.
Un elemento esencial es la defensa de los mecanismos de concertación y cooperación como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA TCP), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Los destinos de América Latina hubieran sido diferentes sin el Foro de Sao Paulo. La izquierda latinoamericana vive una hora crucial y este espacio puede ser el punto de partida de una nueva oleada para profundizar el largo recorrido por los caminos de la emancipación.
El desafío no es nada fácil. Tal vez el encuentro de San Salvador, que se realizará del 23 al 26 de junio, será el más importante de cuantos se hayan realizado, pues se produce en un momento signado por importantes retos para las fuerzas populares de la región ante persistentes intentos de las oligarquías, la derecha más reaccionaria y sus aliados externos, para hacer retroceder las conquistas ganadas por la izquierda latinoamericana y caribeña.
Fuente: Radio Rebelde
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