Y sin embargo, el Congreso se mueve

El debate sobre Cuba toma fuerza en el Congreso de Estados Unidos, a pesar de que un año y medio después del llamado del presidente Barack Obama para levantar el bloqueo no se ha aprobado ninguna medida concreta

(Por Sergio Alejandro Gómez / Granma)

El debate sobre Cuba toma fuerza en el Congreso de Estados Unidos, a pesar de que un año y medio después del llamado del presidente Barack Obama para levantar el bloqueo no se ha aprobado ninguna medida concreta.

Como parte del proyecto de ley de presupuesto para los servicios financieros y gobierno general del 2017, el Comité de Asignaciones del Senado aprobó la semana pasada cuatro enmiendas que buscan eliminar las restricciones a los viajes hacia Cuba; permitir créditos privados para la venta de productos agrícolas a la Isla; expandir la exportación de equipos y servicios de telecomunicaciones; y autorizar el reabastecimiento en el aeropuerto internacional de Bangor en el estado de Maine, de aviones de terceros países en rutas desde o hacia territorio cubano.

Dentro del sistema legislativo estadounidense es común la práctica de incluir acápites específicos dentro de otras leyes más trascendentes, especialmente las que otorgan los presupuestos del gobierno para su funcionamiento. Pero la ruta que tienen por delante estas enmiendas es larga y complicada.

Después de aprobado en este Comité, en el mejor de los escenarios posibles, el proyecto debe ser votado en el pleno del Senado y conciliado con su homólogo de la Cámara de Re­presentantes, en lo que se conoce como Comité de Conferencia.

Luego esa versión se vuelve a llevar a consulta y aprobación en ambas cámaras antes de enviarla al presidente para su firma.

Pero eso no es lo que ha ocurrido en las últimas ocasiones. Con un Congreso cada vez más polarizado entre la administración demócrata y la mayoría republicana, uno de los campos de batalla usuales son las leyes de presupuestos, que terminan siendo aprobadas a última hora y en paquetes unificados llamados “ómnibus”.

Todos los especialistas consultados por Granma coinciden en que las iniciativas a favor de Cuba tienen pocas probabilidades de sobrevivir, lo que no resta mérito al creciente apoyo bipartidista que existe respecto a la mejoría de las relaciones entre ambos países.

Un camino complicado

El profesor de gobernanza en la Universidad Americana, William M. LeoGrande, apunta que es casi seguro que la versión de la Cámara de Representantes del proyecto de ley de presupuestos para el 2017 no incluya enmiendas similares a las del Senado, sino proyectos, disposiciones destinadas a bloquear los avances actuales, como ocurrió el año pasado.

Según LeoGrande, si cada proyecto de ley logra pasar en sus respectivas Cámaras iría a un comité para resolver las diferencias que contengan las respectivas versiones.

En ese punto el destino de las iniciativas relacionadas con Cuba es difícil de predecir, refiere el profesor estadounidense.

“Si incluyen en­mien­das contradictorias entre sí, el resultado más probable es que sean desechadas todas. Pero si la versión del Senado mantiene sus enmiendas y la de la Cámara no incluye ninguna, es posible que se abran paso hasta la versión final”.

Ahora, señala, si el proyecto de ley de presupuestos para el 2017 se quedara atascado en alguna de las dos cámaras —con el fin del actual año fiscal a las puertas—, los borradores serían integrados a un “ómnibus” para mantener el gobierno funcionando. “Cuando esto ocurre, los asuntos problemáticos como Cuba usualmente son puestos a un lado por la urgencia de alcanzar un acuerdo”.

El abogado estadounidense Robert Muse, especializado en el tema Cuba, coincide con la apreciación de LeoGrande, pero destaca el apoyo de altas figuras del partido Republicano a la enmienda a favor de permitir los créditos privados para la venta de productos agrícolas.

La iniciativa es de los senadores John Booz­man, republicano por Arkansas, y Jon Tester, demócrata por Montana. Fue aprobada con solo ocho votos en contra y 22 a favor, incluido el del Líder del Comité de Asig­naciones, el republicano por Mississippi Thad Cochran.

El poderoso sector agrícola de los Estados Unidos es uno de los que más fuerte cabildea actualmente por un cambio de política hacia Cuba. Contradictoriamente, el campo que ha sido pionero es uno de los que más limitado está en el nuevo escenario producto de la ley que exige el pago en efectivo y por adelantado de todos los alimentos.

De acuerdo con Muse, la enmienda propuesta para cambiar esa realidad tiene “oportunidad de sobrevivir” en los debates con la Cámara de Representantes.

En cualquier caso, el abogado norteamericano considera que el resto de los proyectos, en especial el que busca eliminar la prohibición sobre los viajes, es posible que se utilicen como moneda de cambio para eliminar los intentos contrarios a la mejoría de las relaciones.

En el propio Senado ya hay dos disposiciones de corte negativo hacia Cuba incluidas en la “Ley de Autorización para la Defensa Nacional para 2017” que, de aprobarse, impedirían la cooperación entre los dos países en todos los temas vinculados a la seguridad y también la devolución del territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval en Guantánamo.

En la Cámara Baja existen otras medidas negativas en los proyectos de presupuesto de diferentes agencias federales.

Así sucedió el año pasado. En aquella ocasión el resultado fue de suma cero. La facción contraria al deshielo no logró bloquear las medidas ejecutivas del presidente Barack Oba­ma, pero tampoco tuvieron éxito las iniciativas de los legisladores a favor de ampliar los nexos.

Ahora, más allá de las enmiendas, en el Congreso hay varios proyectos de ley independientes respecto a Cuba que buscan también eliminar las restricciones a los viajes, permitir el otorgamiento de créditos y las inversiones en el sector agrícola y levantar las restricciones al comercio.

El senador Jeff Flake, republicano por Ari­zona, y el demócrata por Vermont, Patrick Leahy, llevan adelante uno sobre la libertad de viajar a Cuba que ya cuenta con una mayoría simple en un hemiciclo de 100 bancadas. Sin embargo, están esperando obtener una suma calificada de 60 votos para evitar cualquier tipo de maniobras si este es llevado al pleno del Senado.

Pero el gran escollo sigue siendo la Cámara de Representantes. El proyecto de ley sobre este tema del republicano por Carolina del Sur, Mark Sanford, ha logrado sumar 129 copatrocinadores (109 de ellos demócratas), en un órgano de 435 miembros dominado por los republicanos.

Así luce el cambio

Aunque el presidente Obama conserva amplias potestades ejecutivas para seguir vaciando el contenido del bloqueo, desde la aprobación de la Ley Helms-Burton en 1996 es el Congreso quien tiene la última palabra para derogarlo por completo.

Los especialistas coinciden en que el actual órgano legislativo es uno de los más polarizados y disfuncionales de la historia. Sin embargo, muchos observadores no pierden el optimismo sobre el tema Cuba.

“Cada vez son más los miembros del Con­greso los que se están dando cuenta de lo injusto que es negar a los estadounidenses el derecho a viajar libremente a Cuba e impedir que los agricultores y las empresas puedan hacer negocios allí”, comentó recientemente Steven Law, exjefe del gabinete del líder del Senado, Mitch McConnell, y actual asesor principal del grupo de cabildeo a favor de la normalización de las relaciones “Engage Cuba”.

Poco después de la aprobación de las cuatro enmiendas en el Comité de Asignaciones, Law dijo que eran una muestra “de que existe un creciente apoyo bipartidista al cambio de nuestra obsoleta política hacia Cuba”. “Así luce un cambio histórico”, agregó.

Una encuesta reciente de CBS señala que el 81 % de los estadounidenses apoya terminar con la prohibición a los viajes (incluido un 71 % de los republicanos). De acuerdo con el PewResearch Center, los republicanos son el grupo que más rápido crece en el apoyo al comercio con Cuba.

La pregunta entonces es si se harán escuchar en Washington.

Fuente: Granma


 

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