La apertura del Foro de Negocios fue con Macri hablando en inglés y los CEO celebrando las reformas pro-mercado
(Por Javier Lewkowicz / Página/12)
El macrismo inauguró ayer su principal acto político desde que asumió la conducción del Estado nacional, con la presencia de más de 1000 empresarios mimetizados con el discurso oficial. Dentro de la minoría que de por sí representa el empresariado, el apoyo al Gobierno proviene de un grupo muy selecto: los conglomerados locales y las multinacionales radicadas en el país y las firmas extranjeras dedicadas al sector de infraestructura que están desligadas del mercado interno. Es un fiel reflejo del nuevo patrón de acumulación en el país, impulsado por el capital extranjero vinculado a los sectores capital intensivos junto al agro, las finanzas y la minería. El evento contó con una pátina de marketing sobre la “Marca Argentina” y la “vuelta al mundo” del país, a pesar de que la mayor parte de las empresas participantes están radicadas hace años y de hecho realizaron inversiones durante el gobierno anterior. Los asistentes apoyaron las reformas liberales del macrismo aunque manifestaron dudas sobre la viabilidad política del proyecto y mostraron especial interés en vender equipamientos vinculados al sector energético. La exuberante presencia empresarial contrastó con la pobreza de anuncios de inversión.
Apenas pasadas las nueve de la mañana, la Ballena Azul del Centro Cultural Kirchner explotó en aplausos para el presidente Mauricio Macri. El parte oficial de la organización contabilizó 1600 participantes de 67 países, en su mayoría hombres, de estricto traje, con mucha presencia de gerentes extranjeros. Apenas ingresó Macri al recinto, arrancó un video promocional del país, con tango electrónico de fondo y testimonios de trabajadores, maestros de escuela y profesionales. Primera curiosidad: los argentinos hablando en inglés. En el video se mechan frases como “I am Argentina” y “this is Argentina” con su traducción “yo soy Argentina” y “somos Argentina”. El final fue a coro: “¡Abierta al mundo!”. Para no desentonar, Macri comenzó su breve discurso, de apenas seis minutos, en inglés. Así dio la bienvenida y les dijo a los empresarios: “Espero convencerlos de que están en el tiempo y lugar perfectos”. Después siguió en castellano y aseguró que “estamos en una etapa de reglas de juego claras, de sensatez, con un Estado que se moderniza y se acerca a la gente”.
“Los argentinos aprendimos. Hace treinta años elegimos vivir en democracia y ahora sabemos que para crecer se necesitan políticas de largo plazo. Sufrimos las crisis de 1989 y 2002 y hace nueve meses estábamos al borde de otra crisis, pero reaccionamos a tiempo y logramos evitarla”, analizó Macri. El mandatario repitió que “tomamos las medidas necesarias. Muchas fueron difíciles. Asumimos en un país en recesión y altísima inflación. La inflación ya la empezamos a someter y vemos los primeros indicios de que la recesión va quedando a atrás”, agregó. Por ahora sólo tiene a su favor la caída de la inflación en agosto por el freno parcial del tarifazo. En materia de crecimiento la situación sigue muy delicada. “Agosto fue un mes horrible, con una caída de las ventas de entre 7 y 8 por ciento. Septiembre viene apenas mejor”, explicó en privado un supermercadista a este diario.
Amigos son los amigos
El primer orador por parte del sector privado fue el australiano Andrew Livers, CEO de Dow Chemical, en un diálogo mano a mano con Patricia Janiot, periodista de CNN en Español. “Yo divido a los países entre los que tienen alfombra roja y los que tienen burocracia. Lo que este Gobierno está haciendo es el comienzo de una reforma fiscal para generar un crecimiento prolongado. Necesitamos la persistencia del Gobierno para continuar con los cambios”, dijo Livers y citó al magnate Donald Trump, candidato republicano a las elecciones norteamericanas: “Tenemos que tener reformas en el comercio, fiscales y educativas. Así vamos a lograr las inversiones, comenzamos a vendernos y a ganar”. “Si pasamos esta etapa de resolución vamos a poder cambiar las normas y las reglas de juego y tener crecimiento sostenible durante décadas”, agregó. Livers mantuvo una reunión a solas con Macri en la Casa Rosada.
Luego se sumaron otros CEOs, como Bruno Di Leo (IBM) y Steve Angelo (Toyota). Pero se destacó la presencia de Paolo Rocca, el jefe de Techint, la principal empresa privada del país. Rocca fue crítico del kirchnerismo y mantuvo en su momento una fuerte disputa para evitar la presencia de Axel Kicillof en el directorio de Siderar a raíz de la participación accionaria de la Anses. Sin embargo, realizó grandes negocios como proveedor del Estado durante la década pasada y se benefició de la protección de las importaciones provenientes de China. La mano derecha de Rocca en el Grupo de la T es Luis Betnaza, amigo de Ernesto Sanz, aliado del macrismo.
“Los empresarios miramos tres variables para analizar la inversión: la rentabilidad, las variables macroeconómicas y la estabilidad política. Las condiciones están dadas para generar inversiones. En este momento Argentina ofrece oportunidades. El legado de la última década es negativo en muchos aspectos, pero en términos de oportunidades abre las puertas a inversiones”. Criticó al kirchnerismo por “falta de educación y problemas de productividad” y pidió a los sindicatos “entender que no sólo está en juego el salario de unos pocos sino el trabajo de todos”. A su turno, Martin Sorrell, de la consultora británica WPP y amigo de Richard Attias, el magnate marroquí encargado de seducir a los gerentes de las multinacionales para que participen del evento, elogió a Macri porque su apellido comienza con la letra m, “como Angela Merkel y Theresa May, la primer ministra británica”. “Argentina está reviviendo. Por la historia, hay problemas de autoestima que hacen que las marcas argentinas no sean importantes en el mundo”, analizó.
Sorrell mantiene desde hace años muy buena relación con Macri e intentó varias veces hacer negocios de consultoría para el Gobierno de la Ciudad. En el foro de Davos de Suiza a comienzos de año, el británico convenció a Macri de organizar el encuentro empresario en el país. Sorrell y Attias se enfocaron en asegurar la presencia de los CEOs de peso pesado, mientras que el Gobierno promocionó el evento a través de las embajadas, publicidades en distintas ciudades del mundo, pauta en redes sociales y en cada viaje al exterior de los ministros del gabinete.
Fuente: Página/12
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