Alocución del Presidente Juan Manuel Santos sobre el diálogo por la unión y la reconciliación
Buenas noches. El diálogo nacional avanza sin pausa. Como me comprometí desde el 2 de octubre, he abierto las puertas para escuchar a colombianos de los más diversos sectores, organizaciones y a ciudadanos, a los que defendieron el No y a los que apoyaron el Sí.
Así como he hecho con otros grupos, me reuní con la senadora Sofía Gaviria, el periodista Herbin Hoyos, y otros voceros de víctimas de las FARC. Escuché con atención sus preocupaciones y les reiteré que los derechos de las víctimas: a la verdad, a la justicia, a la reparación y a la no repetición son columna vertebral del acuerdo.
Cada vez que visito una región del país, busco que ciudadanos me digan porqué votaron no. Ayer en Ibagué, varias personas nos contaron que lo habían hecho porque les dijeron que las FARC no van a reparar a las víctimas.
No es cierto. La verdad es que el Acuerdo exige que las FARC reparen a las víctimas. Y las mismas FARC anunciaron que lo harán con sus bienes que van a declarar.
Hoy representantes sindicales, de organizaciones de indígenas, de campesinas, de mujeres me entregaron una carta en la que expresan su apoyo al acuerdo e insisten en la necesidad de avanzar con decisión y rapidez hacia la paz.
También me reuní con Consejo Nacional de paz, que aglutina a las más diversas expresiones de la sociedad alrededor de la paz y la superación del conflicto.
Recibí una delegación de importantes organizaciones campesinas, indígenas, afrodescendientes y víctimas de la Alianza Étnico Campesina que reiteró su apoyo a la paz, y pidió defender el corazón, la esencia del acuerdo.
Y esta tarde me reuní con delegados de diversos partidos como el Polo Democrático, Alianza Verde, Así, Mais y Mira.
Todos ellos, independientemente de su posición frente al Gobierno, apoyaron decididamente Un nuevo Acuerdo Ya y me pidieron que no deje que este proceso se detenga.
En estas dos semanas me he reunido con representantes de las víctimas, de la iglesia católica, con pastores de las iglesias cristianas, con todos los partidos políticos, con organizaciones indígenas, afro, campesinas, mujeres, empresarios, sindicatos, jóvenes, estudiantes, en Bogotá y en las regiones.
Todos ellos nos entregaron cientos de propuestas para lograr un nuevo acuerdo con las FARC que nos permita alcanzar no sólo una paz estable y duradera, sino una paz más amplia y más profunda.
Hoy se terminó el plazo para recibir propuestas.
Desde el primer momento dedicamos un equipo a catalogar, organizar y clasificar las propuestas recibidas.
Hay muchas que coinciden y son razonables.
Otras son difíciles, pero no imposibles.
Y hay otras que son totalmente inviables porque parten de la base por ejemplo de que no hay conflicto que solucionar y que –por consiguiente, no se pueden aplicar ni el derecho internacional humanitario ni la justicia transicional que se creó precisamente para ayudar a resolver los conflictos armados.
¡Si no hay conflicto armado, no habría nada que negociar!
Frente al clamor ciudadano, frente a la necesidad de terminar con la incertidumbre y avanzar, vamos a trabajar a toda marcha para lograr el nuevo acuerdo.
Con las FARC ya establecimos un mecanismo de trabajo para revisarlas y decidir los ajustes necesarios en el término de la distancia. Quiero terminar esto pronto, muy pronto.
El Consejero Mayor de las autoridades indígenas, uno de las muchas personas con las que hablé hoy, me dijo: “Presidente, usted recibió un mandato ciudadano en las elecciones presidenciales para hacer la paz. Por eso votamos por usted. Ahora con el Nobel tiene también un mandato claro y contundente de toda la comunidad internacional, ¡Cúmplalo!”
Colombianos,
¡Lo voy a cumplir!
Bogotá, 20 de octubre de 2016
Fuente: Presidencia de Colombia
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