Palabras pronunciadas por el General de Ejército Raúl Castro Ruz en el acto de masas en homenaje a Fidel celebrado en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo de Santiago de Cuba.
Estimados jefes de Estado y de Gobierno,
Destacadas personalidades que nos acompañan,
Compatriotas que se encuentran hoy aquí en representación de las provincias orientales y el Camagüey,
Santiagueros y santiagueros,
Querido pueblo de Cuba.
En la tarde de hoy, tras su arribo a esta heroica ciudad, el cortejo fúnebre con las cenizas de Fidel, que reeditó en sentido inverso la Caravana de la Libertad de enero de 1959, realizó un recorrido por sitios emblemáticos de Santiago de Cuba, cuna de la Revolución, donde al igual que en el resto del país, recibió el testimonio de amor de los cubanos, expresó el General de Ejército Raúl Castro Ruz.
«Mañana, sus cenizas serán depositadas en una sencilla ceremonia en el cementerio de Santa Ifigenia, muy cerca del mausoleo del Héroe Nacional José Martí, de sus compañeros de lucha en el Moncada, el Granma, el Ejército Rebelde, la clandestinidad y las misiones internacionalistas. A pocos pasos se encuentran las tumbas de Carlos Manuel de Céspedes, el padre de la Patria, y de la legendaria Mariana Grajales, madre de los Maceos y me atrevo a improvisar, también madre de todos los cubanos y cubanas.
«Cercano también está el panteón con los restos del inolvidable Frank País García, joven santiaguero, asesinado por esbirros de la tiranía batistiana con apenas 22 años, un mes después que cayera combatiendo en una acción en esta ciudad, su pequeño hermano Josué».
La edad de Frank no le impidió acumular una ejemplar trayectoria de combate contra la dictadura, en la que se destacó como jefe del levantamiento armado de Santiago Cuba, el 30 de noviembre de 1956, en apoyo al desembarco de los expedicionarios del yate Granma, así como la organización del decisivo envío de armamentos y combatientes al naciente Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, indicó Raúl.
«Desde que se conoció, ya tarde en la noche del 25 de noviembre, la noticia del deceso del líder histórico de la Revolución Cubana, el dolor y la tristeza se adueñaron del pueblo que, profundamente conmovido por su pérdida física, demostró entereza, convicción patriótica, disciplina y madurez al acudir de forma masiva a las actividades de homenaje organizadas y hacer suyo el juramento de fidelidad al concepto de Revolución expuesto por Fidel el 1ro.de mayo del año 2000.
«Entre los días 28 y 29 de noviembre, millones de compatriotas estamparon sus firmas en respaldo a la Revolución. En medio del dolor de estas jornadas, nos hemos sentido reconfortados y orgullosos una vez más por la impresionante reacción de los niños y jóvenes cubanos, que reafirman su disposición a ser fieles continuadores del líder de la Revolución.
«En nombre de nuestro pueblo, del Partido, el Estado, el Gobierno y los familiares, reitero el agradecimiento más profundo por las incontables muestras de afecto y respeto a Fidel, sus ideas y su obra, que continúan llegando desde todos los confines del planeta.
«Fieles a la ética martiana de que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz, el líder de la Revolución rechazaba cualquier manifestación de culto a la personalidad, y fue consecuente con esa actitud hasta las últimas horas de vida, insistiendo en que una vez fallecido, su nombre y su figura nunca fueran utilizados para denominar instituciones, plazas, parques, avenidas, calles u otros sitios públicos, ni a erigir en su memoria monumentos, bustos, estatuas y otras formas similares de tributos.
«En correspondencia con la determinación del compañero Fidel, presentaremos ante el próximo periodo de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, las propuestas legislativas requeridas para que prevalezca su voluntad.
«Con razón, el querido amigo Bouteflika, presidente de Argelia, expresó que Fidel poseía la extraordinaria capacidad de viajar al futuro, regresar y explicarnos.
«El 26 de julio de 1989, en la ciudad de Camagüey, el Comandante en Jefe predijo con dos años y medio de antelación, la desaparición de la Unión Soviética y el Campo Socialista, y aseguró ante el mundo que si se dieran esas circunstancias Cuba continuaría defendiendo las banderas del Socialismo.
«La autoridad de Fidel y su relación entrañable con el pueblo fueron determinantes para la heroica resistencia del país en los dramáticos años del periodo especial cuando el producto interno bruto cayó un 34,8% y se deterioró sensiblemente la alimentación de los cubanos. Sufrimos apagones de 16 y hasta 20 horas diarias y se paralizaron buena parte de nuestra industria y el transporte público.
«A pesar de ello se logró preservar la salud pública y la educación a toda nuestra población.
«Vienen a mi mente las reuniones del Partido en los territorios oriental, en la ciudad de Holguín; central, en la ciudad de Santa Clara; y occidental, en la capital, efectuadas en julio de 1994, para analizar cómo enfrentaríamos con mayor eficiencia y cohesión los retos del periodo especial, el creciente bloqueo imperialista y las campañas mediáticas dirigidas a sembrar el desánimo en la ciudadanía.
«De esas reuniones, salimos todos convencidos de que con la fuerza y la inteligencia de las masas cohesionas, bajo la dirección del Partido, sí se podía y se pudo convertir el periodo especial en una nueva batalla victoriosa en la historia de la Patria.
«Entonces, pocos en el mundo apostaban por nuestra capacidad de resistir y vencer ante la adversidad y el reforzado cerco enemigo, sin embargo, nuestro pueblo bajo la conducción de Fidel, dio una muestra de inolvidable firmeza a los principios de la Revolución.
«Al rememorar esos difíciles momentos, creo justo y pertinente, retomar lo que sobre Fidel expresé el 26 de julio de 1994, uno de los años más difíciles, en la Isla de la Juventud, hace más de 22 años.
«Cito: “El más preclaro hijo de Cuba en este siglo, aquel que nos demostró que sí se podía intentar la conquista del Cuartel Moncada, que sí se podía convertir aquel revés en victoria, que logramos cinco años, cinco meses y cinco días aquel glorioso 1ro.de enero de 1959”, (esto último añadido a las palabras textuales que dije en aquella ocasión)».
En sus palabras, Raúl refirió que Fidel demostró que sí se podía llegar a las costas de Cuba en el Yate Granma; resistir al enemigo, al hambre, la lluvia y el frío; organizar un Ejército revolucionario en la Sierra Maestra, tras la debacle de Alegría de Pío; que sí se podían abrir nuevos frentes guerrilleros en la provincia de Oriente con las columnas de Almeida y la nuestra; que sí se podía derrotar con 300 fusiles la gran ofensiva de más de 10 000 soldados, que al ser derrotados,escribierael Cheen su diario de campaña, que con esa victoria se le había partido la columna vertebral al ejército de la tiranía.
Igualmente afirmó que el Comandante demostró que sí se podía repetir la epopeya de Maceo y Gómez, extendiendo con las columnas del Che y Camilo la lucha de oriente a occidente, que sí se podía derrocar con el respaldo de todo el pueblo la tiranía batistiana, apoyada por el imperialismo norteamericano.
Raúl se refirió al Comandante como aquel hombre que nos enseñó también que era posible derrocar en 72 horas y en menos, la invasión mercenaria de Playa Girón y proseguir en el mismo tiempo la campaña por erradicar el analfabetismo.
Que además «era posible proclamar el carácter socialista de la Revolución a 90 millas del imperio; mantener con firmeza los principios irrenunciables de nuestra soberanía sin temer al chantaje nuclear de los Estados Unidos en los días de la Crisis de los Misiles en octubre de 1962; que sí se podía enviar ayuda solidaria a pueblos del mundo en lucha contra la opresión colonial, la agresión externa y al racismo», significó.
Mencionó igualmente las conquistas de Fidel al convertir a Cuba en una potencia médica, reducir su mortalidad infantil a las tasas más bajas del tercer y primermundo; la transformación del país en un gran polo científico y eldesarrollodel turismo pese al bloqueo norteamericano con un ingreso creciente de divisas. Todo ello —expresó el mandatario— sin renunciar a los principios y las conquistas del socialismo.
Igualmente subrayó que la permanente enseñanza de Fidel, en el mundo unipolar que sobrevino a la destrucción del campo socialista y desintegración de la URSS, es que sí se puede y que el hombre es capaz de sobreponerse a las más duras condiciones, si no desfallece su voluntad de vencer, hace una evaluación correcta de cada situación y no renuncia a sus justos principios.
El presidente cubano destacó que durante la lucha revolucionaria Fidel nunca perdió la fe en la victoria. «Ese es el Fidel invicto que nos convoca con su ejemplo y con la demostración de que sí se pudo, sí se puede y sí se podrá superar cualquier obstáculo, amenaza o turbulencia, en nuestro firme empeño de construir el socialismo en Cuba, y garantizar la independencia y soberanía de la Patria», manifestó.
Instó a jurar, en la plaza mayor general Antonio Maceo y Grajales, donde se encontraba el pueblo reunido, por la defensa de la Patria y el Socialismo y a reafirmar la sentencia del Titán de Bronce de que quien intente apoderarse de Cuba recogerá el polvo de su pueblo abnegado en sangre, si no perece en la lucha.
¡Fidel, Fidel! ¡Hasta la victoria! (el pueblo contestó: ¡Siempre!); así terminó Raúl sus vibrantes palabras al pueblo cubano.
Fuente: Cubadebate / Granma
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