El lado oscuro de Argentina

(Por Anahí Rubin)

Hace una semana los argentinos se encontraron con una infausta noticia; la Corte Suprema de Justicia decidió en un fallo dividido retomar una ley que había sido derogada en el 2001 conocida como 2 x 1. Esto significa que más de 700 genocidas que se encuentran cumpliendo condenas por crímenes de lesa humanidad, producidas en la última dictadura militar, podrían salir en libertad.

Violaciones, desapariciones, secuestros, robos y torturas son los crímenes cometidos por militares y policías que se adueñaron de la vida y la muerte de todo el país desde 1976 a 1983, tiempo en que transcurrió la dictadura militar.

Miles fueron encarcelados, otros tuvieron que escapar; pero 30000 permanecen desaparecidos. El Rio de la Plata, los campos de concentración, las cárceles de todo el país, fueron testigos de crímenes nunca antes acontecidos en Argentina y solo comparables con lo cometido por el Nazismo en la segunda guerra mundial.

La política de Derechos Humanos en Argentina es reconocida y valorada en todo el mundo; cientos de organismos humanitarios, gobiernos, partidos políticos reconocen a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, quienes con su lucha inclaudicable por Memoria, Verdad y Justicia, a lo largo de 40 años, fueron las principales artífices para que se condene a los responsables de crímenes de estado. Esta decisión fue tomada en el gobierno del ex presidente Raúl Alfonsín. No fue tarea fácil; recién terminaba la dictadura y las heridas estaban abiertas. Sin embargo Alfonsín fue capaz de tomar esa decisión trascendental para el país. Ordenó reconstruir los hechos no solo a través del aspecto legal – juicio a las Juntas -sino que también ordeno la formación de La Comisión Nacional de Personas Desaparecidas, CONADEP, para que recogiera testimonios de miles de víctimas que fueron recopilados en el libro «Nunca Más».

La Comisión investigadora estuvo presidida por el escritor Ernesto Sábato, quién dijera: «esta es la más grande tragedia de nuestra historia’. Fueron años de mucho dolor pero al mismo tiempo la posibilidad para las víctimas y sus familiares de ser escuchados. La palabra cura y en cierto sentido permite cierta elaboración del trauma. Ante la mirada atónita, despreciativa de aquellos que pensaban que nunca se los juzgaría, miles pudieron posicionarse nuevamente como seres humanos y hablaron.

Lamentablemente, hubo muchos retrocesos en la historia argentina. Durante los gobiernos de Raúl Alfonsín y Carlos Menem (1986 a 1990) se dictaron las leyes de Punto Final, Obediencia de Vida e Indultos. Nuevamente la impunidad tomó las calles de Argentina, los genocidas estaban en libertad.

No sería hasta la llegada del ex Presidente Néstor Kirchner que se anularían estas leyes y se retomarían los juicios y las condenas a los genocidas. Parecía que finalmente, había llegado la justicia al país. Pero la historia, que está compuesta de marchas y contramarchas hizo que una vez más Argentina retroceda y se vea afectada por políticas conservadoras encarnadas por el gobierno de Mauricio Macri. Los mismos que conformaron la estructura civil, la que sustentó a la dictadura para implementar políticas económicas que beneficiaron y benefician a los de siempre, se han apoderado nuevamente del poder. En esta oportunidad no necesitan a otros para ejecutar políticas antipopulares; son ellos mismos, los que se enriquecieron a costa de miles de muertos y desaparecidos, los que han permitido que miembros de la Corte dieran vía libre por medio de la ley 2 x1 para que la injusticia, el oprobio y el miedo se apoderen nuevamente del pueblo argentino.

¿Podrán someter nuevamente a millones, será que más de 40 años de lucha habrán sido en vano? No lo creo. El miércoles 10 el pueblo argentino tomará las calles al grito de NUNCA MÁS. Es el mejor legado a nuestros muertos, aquellos que dieron su vida por un mundo más igualitario y justo.

 

Fuente: Blogs Telesur


 

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