El mandatario Rafael Correa dictó ayer una clase magistral en la Universidad Nacional de Quilmes, Argentina.
(Por Marcelo Izquierdo / El Telégrafo)
Entonando junto al músico León Gieco las estrofas de ‘Solo le pido a Dios’, Rafael Correa aprovechó en Buenos Aires su último viaje al exterior como presidente del Ecuador para hacer una encendida defensa de su gestión y de los gobiernos progresistas de la región. Allí advirtió que la derecha intenta ‘boicotear’ la integración latinoamericana.
Correa recibió ayer un doctorado honoris causa de la estatal Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), al sur de Buenos Aires. En el auditorio Nicolás Casullo lleno habló sobre ‘Economía para el desarrollo, la experiencia ecuatoriana’.
Realizó una visita breve a la Argentina, cuando su par Mauricio Macri se encuentra en Pekín en viaje oficial. Y precisamente en este país austral gobernado por un empresario, Correa afirmó que “el desarrollo es un problema político. Necesitamos hombres políticos, no gerentes. Es diferente la óptica empresarial a la de un estadista”.
En una extensa clase magistral de una hora y media que se extendió luego a una ronda de preguntas y respuestas, remarcó que “satanizando el poder político nos quieren hacer creer que las respuestas van a venir de los gerentes, de los poderes fácticos, de los medios”.
Destacó que en Ecuador ya se gobierna para las mayorías, pero aunque resta mucho por hacer, “en mi país ya manda el pueblo”. Dijo que recibe el doctorado en nombre del pueblo ecuatoriano que con lucidez y valentía ha sostenido el proceso de cambio de estos 10 años contra los poderes fácticos de siempre.
Ante un auditorio lleno remarcó que cualquier proceso de cambio verdadero tiene que empezar y terminar hablando de distribución del ingreso, de riqueza, justicia social e igualdad de oportunidades.
“Antes (el gobierno) fue pro-rico y en nuestra gestión fue pro-pobre. El ingreso del 10% más rico (en la época neoliberal) creció 112% y el de los pobres 20%. Con la Revolución Ciudadana la economía crece más, pero lo que los pobres reciben aumentó 112%, y los ricos vieron crecer sus ingresos 40%. Hemos avanzado mucho, pero resta mucho por hacer. (En Ecuador) la mayor parte del ingreso nacional ahora la recibe la clase trabajadora”.
Indicó que en la época neoliberal la gran sacrificada fue la clase trabajadora y que se redujo la pequeña participación de trabajadores en el ingreso con prácticas de chantaje del capital, explotación laboral, tercerización y bajos salarios.
Precisó que es difícil cambiar esas cosas, pero que se resolvió ese dilema trabajo-capital con medidas creativas e inéditas. “Introdujimos el salario digno, definido como el que permite salir de la pobreza con el ingreso familiar. Ninguna empresa puede declarar utilidades si no declara ingresos dignos a sus trabajadores. Fueron asombrosos y superaron expectativas. Desde 2011 aumentaron los salarios promedios y el salario mínimo ya igualó el salario digno. No permitiremos que las empresas basen sus ganancias en explotación de los trabajadores”.
Detalló que la pobreza pasó del 38,2% en 2006 a menos del 26% en 2014. Esta reducción de 12,5 puntos se explica por el 5,4% de crecimiento de la economía y 7,1% de efecto de redistribución. Se reduce no solo por el crecimiento económico sino, en mayor medida, por la redistribución de la riqueza.
Contó que su gobierno tomó tres medidas fundamentales: recompra de deuda externa a valores de mercado, renegociación de contratos petroleros y mayor eficiencia en recaudación. “Antes en Ecuador mandaban los banqueros, la burocracia, hoy manda el pueblo ecuatoriano. No solo tenemos un país más próspero, sino también un país menos injusto, con un desempleo del 5,2% en 2016. Además casi se triplicó la recaudación tributaria. 86% de esta recaudación es por mayor eficiencia y transferencia y 14% por nuevos impuestos, pasando de más de $ 4.000 a $ 12.000 millones”.
Recordó que el país vivió recién una “tormenta perfecta”, con la que se pueden sacar muchas lecciones para América Latina. “No fue solo el desplome del precio del petróleo, disminuyeron todas las exportaciones, perdimos casi 36% de exportaciones, casi $ 10.000 millones en apenas dos años. En 2016 las cosas empeoraron, fueron 2 años gobernando sin un solo centavo de ingresos petroleros”.
Ante esa complicación tomó tres medidas: Primero, utilizar una política comercial para proteger al sector externo, subir aranceles y salvaguardas; segundo, reducir el gasto público de inversión en 6 puntos; y, tercero, fomentar una política agresiva de adecuado financiamiento interno y externo para hacer políticas contracíclicas.
Afirmó que el 24 de mayo “entregaremos una economía en crecimiento, (el país) ha demostrado un increíble poder de recuperación”. Dijo que el triunfo (de Lenín Moreno) rompió el ciclo de la restauración conservadora, y que puede haber retrocesos, pero que nunca se vuelve al punto de origen. “América ya cambió”. (I)
Fuente: El Telégrafo / Video: Universidad Nacional de Quilmes
Comentarios