(Por Oscar Laborde – Diputado del Parlasur)
Siempre la presencia de un alto funcionario extranjero en nuestro país genera la expectativa sobre que aportará su visita, que acuerdos se firmarán, que quedará de positivo para nosotros. Mucho más cuando se trata del vicepresidente de la nación más importante del mundo. Sin embargo, habrá que decir, que Mike Pence ha planificado una gira, que además de nuestro país incluye a Colombia, Chile y Panamá, con el único objetivo declarado de presionar, aún más, a nuestros países para hostigar y profundizar el cerco sobre Venezuela. ¿Acuerdos comerciales? Ninguno. ¿Anuncios de inversiones? Nada. ¿Beneficios? Cero.
La obsesión de Macri con Venezuela se expresó, en campaña electoral cuando la única mención que hizo sobre política internacional en el debate presidencial con Daniel Scioli, fue el pedido de libertad para Leopoldo López, acusado de incitar a la violencia y al derrocamiento de Maduro, quien finalmente se entregara por su voluntad a las autoridades. Luego, en su primera presencia en la Cumbre del Mercosur en Paraguay en diciembre de 2015, pidió la separación de Venezuela del organismo, sin mucho argumento. Y así siguió.
Su gobierno fue factotum en la negativa de trasladarle a ese país la presidencia pro tempore correspondiente, y también cuando, finalmente, en diciembre de 2016 se concretó la sanción de excluirla del organismo regional.
El canciller argentino fue partícipe el último agosto en la reunión de San Pablo, cuando se suspende definitivamente a Venezuela incumpliendo el Protocolo Ushuaia, que determina que por consenso deben ser los países firmantes de este acuerdo los que decidirán sanciones. Ni Bolivia, ni Chile fueron participados de una medida tan grave.
Tal es la premura y obstinación que se tiene con el tema, que se violan compromisos internacionales. Muy inconveniente alejarnos de un socio regional, comprador de nuestros productos industriales y alimenticios. Tan inconveniente como impedir, como se está haciendo, el ingreso de Bolivia solo por cuestiones ideológicas sin tener en cuenta los intereses nacionales.
En la primer semana de junio, simultáneamente, Donald Trump reivindicó la invasión a Bahía de los Cochinos a Cuba, el Secretario de Estado Rex Tillerson dijo tener datos de contactos entre narcos mexicanos e ISIS al solicitar más presupuesto militar para intervenir en América Latina y Mike Pence disertó sobre «presuntas amenazas a la seguridad de EEUU provenientes de Guatemala, El Salvador y Honduras» también al pedir mayores recursos. Toda una ofensiva para crear un clima propicio para justificar una posible intervención militar en la región. La semana pasada Trump fue más explicito aún.
Justamente en el momento en que en Venezuela está funcionando la Asamblea Constituyente y hay tranquilidad en las calles de hace 15 días. Cuando la oposición acepta participar en las elecciones regionales de Octubre, llega Pence a la Argentina para incrementar la presión sobre ese país. Da toda la impresión que se quiere alentar el regreso de la violencia. Se quiere echar leña al fuego.
Entonces no parece ni ingenuo ni desinteresado el comentario del Presidente Trump cuando al verse con Macri le habló de Corea, a cambio de comprarle limones. Está el objetivo de incluir a Argentina, junto con Colombia, Brasil y Perú en una posible alianza militar que participe en «las medidas necesarias para impedir la dictadura de Maduro».
Este camino que transita Macri y su gobierno es de gran peligrosidad, y solo puede acarrearnos muchos problemas y ningún beneficio. Mike Pence viene a pedirnos sumarnos a una escalada muy peligrosa para nuestro país, solo beneficiosa para los intereses norteamericanos, sin ninguna ventaja para nosotros.
Fuente: Tiempo Argentino
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