Discurso del Comandante Ernesto «Che» Guevara en su visita al Colegio Médico Nacional

(13 de enero de 1959)

La verdad es que no traigo ningún discurso escondido, como el que se aparece con el discursito bajo el brazo, declinando el inmerecido honor de ser designado para hablar por no estar preparado, etc. Yo vine aquí a cumplir con mis deberes un poco olvidados de médico, a presentar mis saludos nada más. Sinceramente estoy un poco desacostumbrado, mejor dicho, estoy totalmente desacostumbrado a ocupar la presidencia o el estrado de una reunión de profesionales y creo que si hubiera seguido mi vida por los cauces de la ciencia nunca hubiera llegado aquí. De modo de que todavía los espadones tienen su beligerancia en América, ya que he podido rápidamente llegar aquí a este estrado y decir algunas palabras.

Considero, ya para decir algo, que no hay que maravillarse de ninguna manera que un extranjero o de afuera, como dijo el doctor Velasco, venga a luchar por Cuba, porque precisamente en Cuba vivió Martí, y habló y enseñó Martí, cuya aspiración máxima era hacer de toda América una sola. Yo les confieso que nunca me sentí extranjero, ni en Cuba ni en cualquiera de todos los países que he recorrido, he tenido una vida un poco aventurera. Me he sentido guatemalteco en Guatemala, mexicano en México, peruano en Perú, como me siento hoy cubano en Cuba y naturalmente como me siento argentino aquí y en todos los lados, ese es el estrato de mi personalidad, no puedo olvidar el mate y el asado.

Lo único es que yo creo, que ya que estamos aquí podemos hablar de algo más importante todavía, del aporte necesario de la clase médica a nuestra revolución, no de lo que ya daba, lo que ya ha dado es reconocido por todo el mundo, quizás haya sido de todas las profesiones la que más aporte de sangre, más aporte de hombres ha dado a la revolución, no recuerdo ninguna de nuestras columnas que no contara con los servicios de algún médico y a veces con más de un médico.

En la marcha de la invasión siempre consideraba que uno de los héroes era un colega nuestro, el Dr. De la O, nuestro compañero Fernández también vino, pero no lo considero un héroe, porque no me considero un héroe yo, ya que por su juventud podía serlo, de la O es un individuo de muchos años y un poco fuera de forma, tuvo que hacer una marcha en condiciones sumamente difíciles.

Es decir, en el panorama, este trágico por que hemos pasado, la clase médica ha hecho su aporte beligerante, pudiéramos decir. Yo considero como médico que siempre me han preocupado las cuestiones sociales, que ahora llega el momento de hacer aportes substanciales para cambiar radicalmente los sistemas de salubridad imperantes en Cuba, como en todas las naciones.

En este andar que hacía, un poco curioso por todos los países de América, he visto desgraciadamente que una de las cosas que estaban más atrasadas era la sanidad, y es nuestra experiencia de la Sierra Maestra que no hay sanidad.

Muchos muchachos me decían a mí en México, que Cuba era algo diferente, que Cuba no era un país como México, donde realmente la sanidad fuera de la Capital es cero, pero yo me he podido dar cuenta de que en muchos lados de Cuba también la sanidad es completamente desconocida, nuestro reducto en la Sierra Maestra en mayor grado que ningún otro lado de Cuba, la falta de toda organización sanitaria, como el analfabetismo que es casi total.

La Sierra Maestra es un lugar de Cuba que parecía sacado de Cuba, venido de otro lado, después he visto que en las ciudades y he visto incluso en el campo, en las zonas agrícolas más ricas, que tenían un panorama completamente diferente.

Yo creo que lo que hay que hacer ahora en estos días de triunfo y de paz, es prepararse a luchar honestamente y ardientemente para que toda la sanidad cubana dé un paso adelante importante, para llegar rápidamente a poder hacer todos los dispensarios y los servicios en esas zonas y también para modernizar muchos otros.

Hemos tenido oportunidad de pasar todavía por centros de investigaciones y por muchos servicios aquí en la capital, pero me doy cuenta que todavía hay mucho que hacer y me tomo el atrevimiento de iniciar la crítica aquí, justamente porque me considero cubano y creo que no sólo tengo el derecho sino el deber de llamar la atención cada vez que encuentre que algo no está bien.

Yo creo que ahora es el momento de empezar a pensar seriamente, yo lo estaba comentando hace un momento con los compañeros, el Dr. Del Valle y el Dr. Rodríguez, sobre los nuevos derroteros que tiene que tomar la medicina en Cuba, ya que hemos hecho una revolución que quizás sea absolutamente histórica y marque un nuevo paso en el desarrollo de la lucha de los pueblos de América por su liberación, debemos completarlas también en todas las ramas y llevar valientemente la medicina social y llegar hasta donde sea posible.

Desde ya, no voy a sentar pautas, nada más que dar ese toque de atención sobre el punto, porque no tengo ninguna preparación para ello y además, me toca ahora también pedir disculpas por meterme en camisas de once varas y hablar de cosas que no debía tocar, en todo caso yo aquí debía hablar de temas de guerrillas, que sí los conozco bien porque los he aprendido y no de temas médicos, pero como he sido invitado por el Colegio Médico y se me dio la oportunidad de decir estas palabras, pues quería llamar la atención de todos los compañeros sobre este particular.

Tribuna Médica de Cuba 20:18 Enero-junio de 1959

Fuente: Cuaderno de Historia No. 83, 1998

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